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La batalla de la Vuelta de Obligado

Publicado por Hilda

La batalla de la Vuelta de ObligadoLuego de la batalla de Arroyo Grande, acaecida el de diciembre de 1842, donde las tropas federales porteñas y entrerrianas, lideradas por Manuel Oribe, ex presidente de la República Oriental del Uruguay, vencieron a los unitarios argentinos y a los Colorados uruguayos, dirigidos por el presidente uruguayo Fructuoso Rivera, Corrientes quedó bajo el control de Rosas, gobernador de Buenos Aires; y la Banda Oriental fue invadida por Oribe, con el apoyo del gobernador porteño, Juan Manuel de Rosas y sus tropas argentinas, dentro de una guerra civil que se desató entre Oribe, apoyado por Rosas y Rivera, en ejercicio del poder, que recibió el respaldo de Brasil.

Oribe sitió Montevideo, cuyo puerto había adquirido desde 1930 un gran crecimiento, en febrero de 1843, bloqueándose los ríos con barcos argentinos, lo que perjudicaba notablemente a los comerciantes ingleses residentes en Montevideo, por lo cual el canciller inglés, lord Aberdeen intentó mediar en procura de paz y de la navegabilidad de los ríos, para lo cual requirió la colaboración de Francia. Rosas, rechazó el acuerdo, recibiendo amenazas de intervención militar.

La escuadra anglofrancesa realizó un bloqueo a Buenos Aires, ocupando la isla Martín García, intentando abrir las comunicaciones hídricas para que los puertos de Entre Ríos, Corrientes y Paraguay se abrieran al comercio inglés.

Rosas ordenó la fortificación del río Paraná pero la escuadra anglofrancesa se enfrentó a las fuerzas de la Confederación Argentina, comandadas por Lucio Norberto Mansilla, nombrado por Rosas, en un sito donde el río hace un recodo, por eso se lo conoce como Vuelta de Obligado, en una localidad que hoy lleva el nombre de Obligado dentro del Partido de San Pedro, al norte de la provincia de Buenos Aires. Mansilla, con cadenas que iban de costa a costa intentó frenar el avance enemigo

Esto ocurrió el 20 de noviembre de 1945 y las fuerzas enfrentadas eran de una notable disparidad. Mientras que las tropas argentinas contaban con seis buques mercantes y sesenta cañones de escaso calibre, los europeos tenían una flota de 22 buques de guerra aprovisionados con la tecnología más avanzada de la época, y noventa y dos mercantes, cuyas mercancías deseaban hacer llegar a Entre Ríos, Corrientes y Paraguay.

Al principio, las baterías argentinas hundieron a dos bergantines, el “Dolphin” y el “Pandour” e hicieron que retroceda el “Comus”, pero las municiones eran pocas y pronto se quedaron sin capacidad de respuesta ofensiva ni defensiva, con lo cual los europeos tuvieron tiempo de acercarse a las cadenas y cortarlas a martillazos, prendiendo fuego a los lanchones que las sostenían. Los franceses inutilizaron veintiún cañones argentinos y dejaron como víctimas argentinas doscientos cincuenta muertos y cuatrocientos heridos, mientras los atacantes perdieron veintiséis hombres y ochenta y seis resultaron heridos, logrando avanzar sobre el río rumbo al norte, donde también se les ofreció resistencia en Santa Fe y Entre Ríos, teniendo mejores resultados en Corrientes y Paraguay, aunque la miseria de esas zonas no justificó tanto despliegue bélico.

Para Argentina y el gobernador Rosas significó una derrota militar pero tuvieron un gran rédito diplomático pues la mayoría de quienes estaban en contra de la Confederación, ante la inequidad del enfrentamiento sumaron su apoyo al gobierno argentino, por lo cuál tácitamente le fue reconocida la soberanía sobre sus ríos interiores.

Finalmente se firmaron dos tratados de paz. El Tratado Arana-Southern, de 1847, con Gran Bretaña y un año después se firmó con Francia el Tratado Arana-Lepredour.