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Libros incunables

Publicado por Hilda

Libros incunablesEs probable que la denominación de incunable, para los libros impresos en tipografía móvil, técnica que consistía en rellenar con plomo, moldes individuales de madera para cada letra, en el curso del siglo XV, luego de la invención de la imprenta en 1453, se deba al autor de “Incunabula typographiae” Cornelius Beughem, que lo publicó en el año 1688, en el sentido de libros recién nacidos, que aún están en su cuna, cuando la industria tipográfica aún no hallaba especializada.

Los libros impresos reemplazaron a las copias manuscritas, las que llevaban mucho tiempo y de las cuales había muy pocos ejemplares, lo que impedía su difusión. El papel era fabricado por el propio artesano impresor, generalmente un monje, al que identificaba con una marca de agua.

El primer libro impreso, que puede calificarse como incunable fue la Biblia (1454) obra del propio inventor de la imprenta, el alemán Johannes Gutenberg, obra que realizó en trescientos ejemplares de mil doscientos ochenta y dos hojas cada uno.

Las imprentas de esta época pueden contarse en cerca de mil doscientas y la cantidad de incunables, aproximadamente treinta y cinco mil. El primer libro español impreso fue el Sinodal de Aguilafuente, que vio la luz en 1472, en Segovia. En Venecia, Aldus Manutius fundó la Imprenta Aldina que reprodujo los textos clásicos en volúmenes económicos y de aspecto agradable. También en Venecia podemos citar el Calendario de Johann Müller de Königsberg (1476).

Entre las características que identifican a los incunables se encuentran que están hechos en material de trapo de tono amarillento y de grueso espesor. No tienen portada, y empiezan directamente con el texto, con una dedicatoria o una especie de índice que mostraba los capítulos. No están foliados y tienen espacios en blanco para las letras capitales. Intentaban al principio imitar la escritura de los manuscritos que copiaban en su belleza estética.

En América la imprenta llegó luego de la conquista española, recién en 1532, por lo cual no hay incunables.