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Tratado de Tlatelolco

Publicado por Hilda

Tratado de TlatelolcoEl Tratado de Tlatelolco es un acuerdo internacional para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina y el Caribe, con el objetivo de promover la erradicación de armas nucleares de esos países por el temor suscitado por la crisis de los misiles en Cuba, ocurrido durante la guerra fría, cuando en el conflicto entre Estados Unidos y la Unión Soviética, éste último estado, pretendió establecer una base nuclear en Cuba para amenazar a Estados Unidos.

La COPREDAL (Comisión Preparatoria para la desnuclearización de América Latina) bajo la presidencia de Jorge Castañeda y Álvarez de la Rosa, se estableció en México, país cuyo presidente, Adolfo López Mateos fue el que tuvo la iniciativa del acuerdo. También se creó la OPANAL, organismo permanente, para la vigilancia del cumplimiento del tratado.

El acuerdo firmado por 33 países, el 14 de febrero de 1967 en la sede de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, en la ciudad de Tlatelolco, entró en vigencia el 25 de abril de 1969. Cuba no lo suscribió en esa oportunidad pero sí lo hizo, el 25 de marzo de 1995. El 23 de octubre de 2002, Cuba, por intermedio de su embajada en México depositó el instrumento por el que ratificó el tratado.

El Tratado de Tlatelolco cuenta de un Preámbulo, donde se expresan los objetivos que fundamentalmente son: consolidar un mundo de paz, para la supervivencia de los pueblos, contribuyendo a lo resuelto por la Asamblea General de las Naciones Unidas, bajo el número 1911, que dispuso que la Carta de las Naciones Unidas y los acuerdos regionales serían los principios que guiarían la labor de desarme de los países latinoamericanos y del Caribe, para su propio beneficio y el de toda la humanidad, y para no derrochar en armamento nuclear, los limitados recursos con que cuentan estos países, destinándolos a fines provechosos. Posee 32 artículos, más uno transitorio.

Además contiene dos protocolos adicionales. Por el primero, Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y los Países Bajos, adhirieron al no uso de energía nuclear para fines bélicos en sus territorios de esas zonas. Por el protocolo II los estados que poseen armas nucleares se obligan a respetar a estas naciones que no las poseen.

El artículo 5 define a las armas nucleares como “todo artefacto que sea susceptible de liberar energía nuclear en forma no controlada y que tenga un conjunto de características propias del empleo con fines bélicos”.

Los organismos creados para el cumplimiento del tratado son: una Conferencia General, integrada por todos los países signatarios, que es el órgano supremo, con reuniones ordinarias cada dos años y extraordinarias en caso necesario, un Consejo de cinco miembros designados por la Conferencia General y una Secretaría con funciones administrativas (arts. 8 a 11).

El sistema de control está regulado por el artículo 12. El artículo 17 permite la utilización de la energía nuclear con fines pacíficos.

Otras regiones del mundo siguieron el ejemplo de América latina: África, Asia Central y Sud-oriental y la zona del Pacífico Sur.

El Tratado de Tlatelolco es un hito en la historia del desarme nuclear y la no proliferación. Su importancia radica en que fue el primer tratado de su tipo en una región densamente poblada. Además, estableció un precedente para otros tratados regionales de desnuclearización, como el Tratado de Rarotonga en el Pacífico Sur, el Tratado de Pelindaba en África y el Tratado de Bangkok en el Sudeste Asiático.

El Tratado de Tlatelolco también ha sido importante en el contexto de las relaciones internacionales y la diplomacia. Ha demostrado que es posible para los países de una región unirse y tomar medidas colectivas para garantizar su seguridad y bienestar. A través de este tratado, los países de América Latina y el Caribe han demostrado su compromiso con la paz y la seguridad internacionales, y han reafirmado su rechazo a las armas nucleares.

El Tratado de Tlatelolco también ha tenido un impacto significativo en la política de seguridad de los países de la región. Ha proporcionado un marco para la cooperación en cuestiones de seguridad y ha contribuido a la creación de una cultura de paz y no proliferación en la región.

En conclusión, el Tratado de Tlatelolco ha jugado un papel crucial en la promoción de la paz y la seguridad en América Latina y el Caribe. Ha demostrado que el desarme nuclear y la no proliferación son posibles a través de la cooperación y el compromiso colectivo. A medida que el mundo continúa enfrentando la amenaza de las armas nucleares, el Tratado de Tlatelolco sigue siendo un ejemplo inspirador de lo que se puede lograr a través de la diplomacia y la cooperación internacional.