Historia

La OLP (2)

Publicado por Joaquín

pazmadrid.jpgEl inicio de los años 70 fue particularmente sangriento en la historia de la OLP. Algunos de los grupos más radicales que la componían, viendo que la guerra directa contra Israel no les llevaba a ningún sitio, comenzaron a practicar ataques contra intereses israelíes y norteamericanos por todo el mundo.

Septiembre Negro y el Frente Popular por la Liberación de Palestina (FPLP) fueron los grupos que protagonizaron los actos más sonados. Así podemos apuntar en su haber acciones como el secuestro de un vuelo de El Al que salía desde Roma, cuando los militantes palestinos pensaron que en él iba Isaac Rabin. Otro avión de El Al fue tiroteado en Atenas por el FPLP antes de despegar.

La acción que colmo el vaso e hizo variar la posición de la cúpula de la OLP fue el secuestro por parte de Septiembre Negro de un grupo de atletas israelíes durante las Olimpiadas de Munich en 1974. El secuestro concluyó en una autentica matanza cuando las Fuerzas Especiales alemanas intentaron su rescate ya en el aeropuerto, donde se habían trasladado los terroristas con los rehenes. Murieron los nueve deportistas hebreos y provocó un cambio en las simpatías de las que gozaba el movimiento palestino en buena parte del mundo.

Parece claro que esto influyó en el giró que el líder de la OLP, Yasir Arafat, dio en su política. Así en 1974, Arafat pronunció un discurso en la Asamblea Nacional de las Naciones Unidas que representó un rayo de esperanza para la zona: «He venido aquí con una rama de olivo y la pistola de quien lucha por la libertad. No permitan que la rama de olivo caiga de mi mano».

De esta forma la OLP manifestaba su disposición a negociar, algo que contradecía su posición frente a Israel, que no era reconocido como Estado en la carta fundacional del movimiento palestino. En cierta forma, la intención de negociar era un reconocimiento implícito de Israel, lo que provocó no pocas tensiones dentro de la OLP.

Los grupos más radicales, los mismos que habían protagonizado los actos más violentos, no aceptaron las palabras de Arafat, al que llamaron traidor. Estos grupos formaron el llamado Frente Rechacista, donde se incluían todos aquellos que rechazaban cualquier tipo de negociación. Incluso algunos países árabes intentaron que Arafat fuera sustituido por otro líder más radical. Sin embargo, la popularidad de Arafat entre los palestinos permitió que su liderazgo continuara, a pesar de las presiones de Egipto o Jordania.

Poco después de esta declaración la OLP se vio envuelta en otra guerra dentro de un Estado árabe. Fue en el Líbano, adonde habían ido a parar tras su salida de Jordania. El Líbano vivía en un estado de guerra civil casi permanente y en 1975, los enfrentamientos entre cristianos maronitas y musulmanes arreciaron.

La OLP, con una fuerza militar considerable, se unió a uno de los grupos protagonistas del enfrentamiento civil, el Movimiento Nacional Libanés, que estaba compuesto por musulmanes, drusos y sectores izquierdistas de la población.

Junto a los cristianos, luchaban en muchas ocasiones grupos radicales palestinos y las escaramuzas se iban haciendo cada vez más sangrientas, con masacres cometidas por todos las facciones envueltas en la guerra.

En este contexto, la OLP se convirtió en un actor importante en la política libanesa, a pesar de ser una organización extranjera. Su alianza con el Movimiento Nacional Libanés les permitió tener una influencia significativa en el país, lo que a su vez les permitió mantener su lucha contra Israel desde una base segura.

Sin embargo, esta situación también llevó a la OLP a enfrentarse con otros grupos libaneses, en particular con las milicias cristianas, que veían con recelo la creciente influencia de la OLP en el país. Estos enfrentamientos, que a veces se convertían en verdaderas batallas, contribuyeron a la escalada de violencia en el Líbano.

DE esta forma se llega a 1982, cuando Israel decide intervenir después de algunos ataques en su frontera, que era utilizada por la OLP para hostigar al Estado Hebreo. Las tropas israelíes, tras una larga guerra, consigue expulsar a la OLP, aunque por poco tiempo: en cuanto los soldados israelíes se retiraron, los palestinos volvieron a Líbano.

En el País de los Cedros la guerra continuaba y, dentro de su guerra civil, había otra guerra civil entre palestinos. Una facción desgajada de Al-Fatah, grupo al que pertenecía Arafat, se enfrentó a líder palestino con el apoyo de Siria y la FPLP, con el fin de acabar con él.

De nuevo se demostró la popularidad de Arafat entre su pueblo y la sublevación de los más radicales no tuvo éxito, al no contar casi con apoyo popular. Sin embargo la OLP debe abandonar el país, esta vez definitivamente, cuando en 1985 Israel entra de nuevo en el Líbano. Esto provocó un nuevo exilio, esta vez hacia Túnez.

Aprovechando el gran predicamento que tenía entre su pueblo y, además, constatando el cansancio tras décadas de lucha, Arafat sigue con su giro que ya anunció ante la ONU y que fue interrumpido por la Guerra de EL Líbano.

El gran paso lo dio en 1988, en Argel. Allí se produjo el hecho histórico que significaba el reconocimiento formal por parte de la OLP del Estado de Israel. Igualmente, proclama su renuncia al uso del terrorismo para conseguir sus objetivos. Estos se resumen en dos: un estado independiente, con Jerusalén como capital, reconociendo las fronteras de 1948 y, como segundo objetivo, que los palestinos expulsados de su territorio puedan volver a Palestina.

Sin embargo, la euforia que se desata con este anuncio no dura demasiado. Si es cierto que la Conferencia de Paz de Madrid, en 1991, que reúne a Arafat y a Isaac Shamir, Primer Ministro de Israel, supone un gran paso adelante. Pero en la practica poco cambia.

En Oslo, dos años después, los palestinos y los israelíes intentan llegar a un alto el fuego, pero este se rompe continuamente. En cuestiones territoriales, además, los palestinos acaban reconociendo las fronteras de 1967, lo que hace que Arafat pierda credibilidad entre su pueblo, que sentía que no obtenía nada a cambio de sus cesiones.

Además, los cambios de gobierno en Israel, con el acceso al mismo de políticos más radicales, aislaron al rais palestino, por lo que en 2001 estalla la llamada Segunda Intifada, que dio paso a la violencia una vez más.

Durante la Segunda Intifada, la OLP se encontró en una posición difícil. Por un lado, la violencia de la Intifada fue en gran medida una respuesta a la percepción de que la OLP no había logrado nada en las negociaciones con Israel. Por otro lado, la OLP se encontró bajo una creciente presión internacional para poner fin a la violencia.

En este contexto, Arafat se encontró cada vez más aislado. A pesar de sus esfuerzos por mantener la unidad de la OLP, la organización se encontró cada vez más dividida entre aquellos que apoyaban la continuación de la lucha armada y aquellos que abogaban por una solución negociada.

La muerte de Arafat en 2004 marcó el fin de una era para la OLP. Sin su líder carismático, la organización se encontró en una situación de incertidumbre. Sin embargo, a pesar de los desafíos, la OLP ha continuado siendo una fuerza importante en la política palestina, luchando por los derechos de su pueblo y buscando una solución pacífica al conflicto con Israel.