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Moctezuma Xocoyotzin (III)

Publicado por Helena

Moctezuma IIAprovechando la ausencia de Cortés de la ciudad de Tenochtitlan los soldados se desbocaron y perdieron el poco orden con el que contaban. Campaban a sus anchas y no respetaban ni instituciones ni a las altas autoridades aztecas.

Entonces y dadas estas circunstancias, el pueblo azteca se rebeló.

Y la chispa que encendió la rebelión fue lo que ocurrió durante la ceremonia anual de culto y al dios Huitzllopochtli.

En ausencia de Cortés había quedado al mando de las huestes españolas Pedro de Alvarado. Este les había dado permiso a los sacerdotes aztecas para realizar la celebración siempre que tanto ellos como los nobles indígenas se reunieran de forma pacífica y por supuesto sin armas. Entonces cuando estaban reunidos en la plaza del Templo Mayor, en el Teocalli de Tecnochtitlán celebrando pacíficamente Alvarado y sus hombres irrumpió con extrema violencia asesinando a los allí reunidos y robando joyas y cuanto de valor allí había.

Por supuesto la reacción a tan injusta “hazaña” de los españoles no se hizo esperar.

Las fuerzas locales sitiaron a los hombres de Alvarado y a él mismo, que se tuvo que encerrar en su cuartel general a la espera de que llegaran Cortés y los rescatara.

Cuando llegó Cortés con sus soldados se encontró con una situación nada favorable para sus intereses: Los aztecas se habían hecho con el poder y tenían ya un caudillo que les dirigía en contra de los españoles. Este caudillo llamado Cuitláhuac, había sido puesto en libertad por el propio Alvarado, que actuaba a la desesperada, para que intentara apaciguar los ánimos de los indígenas.

Sin embargo la cosa le salió mal, porque lejos de apaciguar a nadie, el nuevo caudillo enardeció más los ánimos y dirigió con gran belicosidad al ejército azteca. Las luchas fueron cruentas en torno al cuartel general de los aztecas.

Cuando los españoles se vieron sitiados Cortés decidió recurrir a Moctezuma, que era cautivo de los españoles, y pedirle que saliera a parlamentar con las enfurecidas turbas indígenas e intentara apaciguarlas. Pero no sirvió de nada.

Una pedrada lanzada por la turba indígena alcanzó al emperador, el cual poco después moría no se sabe si a manos de los españoles o por la pedrada lanzada por su propio pueblo.

Los españoles intentadas todas las posibilidades y viendo que no quedaba ninguna esperanza, se plantearon seriamente la huída y emprendió la retirada.

Para realizar su huída e intentar salir indemne de la misma, Cortés ideó una estratagema que consistía en abandonar Tecnochtitlán a través de la ciudad de Tacuba y la construcción de unas zanjas en las que escondería a sus soldados.

Pero las cosas no le salieron bien y en las distintas batallas que se produjeron Cortés perdió a la mayor parte de su ejército.

Abandonada la ciudad de Tacuba, se dirigieron las tropas españolas a Tlaxcala. De camino a ella volvieron a surgir los problemas, pero esta vez Cortés tras diversas batallas, llegó victorioso a Tlaxcala y reponerse de la herida que su orgullo había sufrido en la ciudad de Tecnochtitlán.