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Jorge Rafael Videla

Publicado por Hilda

Jorge Rafael VidelaNació en Mercedes (Buenos Aires, Argentina) el 2 de agosto del año 1925, y desde temprana edad sintió inclinación por la carrera militar, heredada de su padre, que era Coronel de la Armada. En 1944, habiendo terminado sus estudios en el colegio Militar de la Nación, ascendió a Oficial de Infantería. Para 1971 ya era General de Brigada.

Entre los años 1958 a 1960 integró la Secretaría de Defensa, además de ejercer la dirección de la Academia Militar, cargo que desempeñó hasta 1962.

En el año 1973 ocupó en el ejército el puesto de Jefe de Estado Mayor y a partir de 1975, en las Fuerzas Armadas, fue designado, por la presidente María Estela Martínez de Perón, Comandante en Jefe, luego de una intachable trayectoria. Se destacó siempre por su respeto a las normas, su educación y su formalidad. Ese mismo año realizó una campaña represiva, contra la guerrilla, en Tucumán.

En Montevideo realizó declaraciones polémicas durante el año 1975 (precisamente el 23 de octubre) donde justificó para lograr la seguridad de Argentina, que si era necesario, debían morir quienes entorpecieran esa pacificación. Esta idea de luchar agresivamente contra los grupos guerrilleros volvió a exhibirla al frustrarse la toma del Batallón de Arsenales por parte del ERP, donde manifestó ante sus hombres que había que “despertar” ante los hechos y no ser cómplices pasivos del accionar subversivo, a los que debía atacarse, para ganar la paz y la felicidad.

Apodado “la Pantera Roja” por su similitud física con el dibujo animado (ambos delgados y de elevada estatura) supo ganarse el aprecio de hombres de la cultura. El escritor Ernesto Sábato, lo calificó de culto, inteligente, sencillo y de criterio amplio. También contó con el aval de la diplomacia estadounidense y del Partido Comunista. Era y es, además, un cristiano fervoroso.

Trabajó en la lucha contra la guerrilla en el convulsionado período de gobierno de María Estela Martínez de Perón, a quien derrocó por medio de un golpe de estado, el 24 de marzo de 1976, que lideró junto al brigadier Orlando Ramón Agosti y al almirante, Emilio Massera (Representaban a las tres fuerzas)

El gobierno quedó en poder de la Junta Militar, decidiéndose las cuestiones por simple mayoría. La Junta designó a Videla como presidente, asumiendo el 29 de marzo, por cinco años, quien continuó además como jefe del ejército.

Se quemaron libros y publicaciones consideradas perjudiciales ideológicamente, de autores como Pablo Neruda o García Márquez, y se introdujeron en las escuelas materiales destinados a propagar los ideales anti-subversivos. Entre otros, fueron censuradas en su uso escolar, las obras de Antoine de Saint-Exupéry, como por ejemplo, «El Principito», en 1980.

El Ministro de economía del Proceso, entre 1976 y 1981, fue José Alfredo Martínez de Hoz, quien abrió el mercado a los productos de importación debilitando la industria nacional, flexibilizó los empleos, congeló los sueldos (los trabajadores no poseían derecho de huelga) a la vez que creció estrepitosamente la deuda externa. Devaluó progresivamente el tipo de cambio, a partir de fines de 1978, lo que elevó las tasas de interés para poder seguir el ritmo inflacionario, trayendo como consecuencia, el cierre de entidades financieras, cuyo costo debió afrontar el estado. Los créditos resultaron inaccesibles, ya que las altas tasas de interés se reflejaban en las cuotas.

El proceso de Reorganización Nacional, como se conoció este período siniestro de la historia argentina, inició el terrorismo de estado, suprimiendo las garantías constitucionales, y violando los más elementales derechos humanos, reflejados en el informe, convertido en libro, denominado “Nunca Más” elaborado durante la presidencia constitucional del Dr. Raúl Alfonsín.

En 1977 la Corona británica dio a conocer su decisión, producto de arbitraje, que le fuera encomendado para resolver el problema entre Argentina y Chile, sobre la posesión de las islas del Canal de Beagle. Este laudo favoreció a Chile, y la guerra se veía como una posibilidad real, que logró desvanecerse por la intervención mediadora, del papa Juan Pablo II.

El 12 de diciembre de 1977, Videla declaró ante periodistas japoneses, que Argentina vivía una guerra, y que como toda guerra, tenía efectos indeseados, que en este caso era la desaparición de personas.

Dentro de la misma Junta surgieron serios problemas entre Videla y Massera, quien se negaba a aceptar los embajadores nombrados por Videla, amén de realizar un contacto con los Montoneros, de lo que Videla tuvo información a través de Elena Holmberg, que se hallaba en París como miembro de la embajada argentina, y que luego fue asesinada.

En 1978 se realizó en Argentina el mundial de fútbol, donde este país se alzó con el triunfo, lo que fue muy bien utilizado por los militares para dar una buena imagen del estado en el exterior, mostrando un pueblo alegre, que disfrutaba de la victoria y legitimaba a sus gobernantes.

En 1978 se retiró como Comandante General del Ejército, continuando en la presidencia de la Junta hasta el año 1981. Su reemplazante fue el gral. Roberto Viola.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA envió un grupo de personas, que por el término de dos semanas analizaron la situación sobre la violación de derechos en Argentina. El 6 de septiembre de 1979, desde su arribo, las denuncias sobre atropellos a la dignidad humana fueron muy numerosas, lo que motivó que la Junta Militar, redactara nuevas normas para tratar el tema de los desaparecidos. El informe de la Comisión confirmó las violaciones denunciadas.

Juzgado durante la restauración de la democracia en Argentina, en 1985, fue destituido del ejército y condenado a inhabilitación y reclusión perpetuas. Un año después la Corte Suprema confirmó la sentencia. Se le atribuyeron numerosísimos delitos: entre otros, privaciones ilegítimas de libertad (306), tormentos (93), secuestros con fines extorsivos, robo de bebés, y homicidios calificados (66). En 1990 durante el gobierno de Carlos Saúl Menem, fue beneficiado con un indulto.

En 1998, Jorge Marquevich, juez federal, decidió que podía ser vuelto a juzgar por el cargo de sustracción de menores, por ser un crimen de lessa humanidad. Alemania en el año 2003 solicitó su extradición por el crimen de una ciudadana de esa nacionalidad durante su mandato.

En 2004 en el juzgamiento de los 18 militares, entre ellos Videla, implicados en el Plan Cóndor, fue encontrado culpable de los delitos de asociación ilícita y privación ilegítima de la libertad en perjuicio de 34 individuos.

En el 2007 la Cámara en lo Criminal Federal de la provincia de Buenos Aires, en fallo plenario, ratificó su condena a reclusión perpetua, declarando inconstitucionales los indultos de la época menemista. A pesar de todas las atrocidades cometidas fue beneficiado con el régimen de prisión domiciliaria, que cumple en su departamento del barrio porteño de Belgrano, en atención a su edad. Dos de sus siete hijos optaron por la carrera militar.