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La conquista de las islas Canarias

Publicado por Raquel

Juan de BethencourtLas siete islas canarias formaron en los siglos XIV y XV un escenario clave para la expansión peninsular, que terminaría con la llegada de Cristóbal Colón a América, en 1492. El contexto histórico debemos situarlo en las décadas finales de la expansión territorial sobre los territorios musulmanes, por parte de Portugal y Castilla.

La necesidad de buscar nuevas tierras llevó, en el caso de los portugueses, a la conquista de las Azores, Madeira o Cabo Verde. Por su parte, Castilla se lanzó muy prontamente a la conquista de nuevas tierras, en este caso, las Canarias. Las islas fueron conquistadas en dos fases, una a principios del siglo XV y otra a finales.

La primera fase tuvo como protagonista al aventurero normando Juan de Bethencourt. A principios del siglo XV y bajo el reinado de Enrique III de Castilla, conquistó las islas de Lanzarote, Fuerteventura, Hierro y Gomera. Sus sucesores se hicieron, prácticamente, dueños de estos territorios, incluso de las islas que quedaban por conquistar (Tenerife, Gran Canaria y la Palma), que se atribuían por derecho.

Así ocurrió, por ejemplo, con Diego García de Herrera, quien inició una serie de campañas de exploración de esos territorios, todavía sin conquistar, en 1464. Sin embargo, se encontró con el problema de la falta de recursos para llevar a buen puerto estas intenciones. He ahí donde intervinieron los Reyes Católicos.

La aportación de hombres y dinero por parte de estos monarcas provocó un doble efecto. Por un lado, se consiguió la conquista efectiva del resto de las islas todavía sin tomar, lo que unificaba el archipiélago bajo el mando castellano. Sin embargo, para los señores de las Canarias, la intervención real hizo que renunciaran a su soberanía para cederla a los monarcas. De esta manera, entre 1478 y 1494, se culminaría la toma del resto de islas.

Se iniciaba así la segunda fase de expediciones de conquistas, con el primer objetivo de Gran Canaria. Una vez superada la resistencia de los guanches (los pobladores indígenas del archipiélago), en esta isla se llevaron a cabo numerosos repartos de tierras entre los que habían participado en la campaña de conquista. Igualmente ocurrió con la isla de la Palma, en torno a 1480.

Quedaba por conquistar la que a la postre sería mayor isla del archipiélago: Tenerife. En esta acción debemos destacar otro nombre propio, el de Fernández de Lugo, que encabezó la campaña militar y la posterior colonización de la isla. Sería en el año 1494 cuando la conquista quedaría consumada.

Sin embargo, como ya se ha comentado, no hay que perder de vista la actitud de la población guanche ante los castellanos. En el sitio de Acentejo (Tenerife) se produjo un fortísimo enfrentamiento entre las fuerzas invasoras e indígenas, que acabó con la victoria provisional de estos últimos. Sin embargo, los castellanos se recuperaron rápidamente, sometiendo a los guanches en el Aguere, en la misma isla. Todo ello es reflejo del malestar de los habitantes canarios ante la acción de los invasores peninsulares.

Una vez conquistadas las siete islas, Castilla comenzó el amplio proceso de colonización y administración del archipiélago. Las islas se dividieron en dos grupos. Las de realengo eran administradas directamente por la monarquía, a través de un concejo. Por otro lado, quedaban las islas de señorío, a la cabeza de las cuales se hallaba un noble, que le rendía cuentas al rey.

Desde el punto de vista económico, la producción de plátano se complementó con cultivos de caña de azúcar, que se vieron favorecidos por el capital genovés que entró en las islas. Estos nuevos productos entrarían poco a poco en la dieta de los peninsulares, además de todos los que llegarían del continente americano.

Y es que las islas bajo dominio castellano hasta 1492 serán un importante escenario para el primer viaje de Colón en busca de las Indias. El navegante genovés hizo escala en las Canarias para repostar víveres de cara al largo camino que le esperaba hasta el nuevo continente. De hecho, en posteriores viajes de descubrimiento y exploración, las islas estarán siempre presentes.

La conquista de las Canarias se puede definir como un ensayo de lo que les esperaba a los castellanos en América. Porque en este continente se iban a encontrar las mismas circunstancias que en las islas: exploración, explotación de las riquezas y resistencia indígena.