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Gregorio VIII

Publicado por Hilda

Gregorio VIIINació en Benevento, al noreste de Nápoles (Italia) alrededor del año 1100, siendo su nombre Alberto di Morra, perteneciente a una encumbrada familia, que le permitió canalizar sus aptitudes intelectuales, en la Universidad de Bolonia, donde estudió Derecho Canónico, obteniendo el magister.

Fue nombrado cardenal por el Papa Adriano IV (Papa durante el período 1154-1159), con el título de cardenal diácono de Sant’Adriano al Foro en 1155, y promovido a cardenal presbítero de San Lorenzo in Lucina en 1166. Desde 1178 ejerció como canciller pontificio y actuó como legado en Inglaterra y Normandía, en las gestiones que condujeron al Concilio de Avranches. y en 1178, siendo Papa Alejandro III, fue designado Canciller de la iglesia, representando a ésta en el Concilio de Avranches (Francia) en septiembre de 1172, donde fue juzgado y absuelto el rey de Inglaterra Enrique II, tras los sucesos de enfrentamiento con el Arzobispo de Canterbury, Tomás Becket, que culminaron con el asesinato de éste, en manos de fanáticos, que querían congraciarse con el rey. Enrique II, arrepentido, juró fidelidad al Papa.

La toma de Jerusalén, por el sultán egipcio, Saladino, luego de vencer y hacer prisionero, en la batalla de los Cuernos de Hattin (4 de julio de 1187) al rey de Jerusalén Guido de Lusignan, conmocionó al mundo cristiano.

El 21 de octubre de 1187, Alberto di Morra, obtuvo la consagración como Papa, con el nombre de Gregorio VIII, no debe confundirse con el antipapa Gregorio VIII, Mauricio Burdino, activo entre 1118 y 1121. La aclaración evita errores de identificación. en Ferrara, siendo el papa número 173, sucediendo a Urbano III, que algunos sostienen murió el día 20, de dolor, ante la caída de Jerusalén.

Una de sus principales medidas, fue la predicación de la Tercera Cruzada, a través de la bula Audita Tremendi, del 29 de octubre de 1187. promulgada en Ferrara, que exhortaba a ayuno, limosnas y procesiones, y reclamaba tregua entre príncipes cristianos. Concedía indulgencia plenaria a quienes tomasen la cruz, y beneficios espirituales a los que aportasen naves, dinero o víveres para la empresa de Tierra Santa.

Estando en Pisa, para mediar en el conflicto que esa ciudad mantenía con Génova, pues ambas pretendían ser puertos de partidas de los Cruzados hacia Tierra Santa, lo sorprendió la muerte, el 17 de diciembre de 1187, cuando aún faltaban cuatro días para cumplir dos meses de pontificado. Sus restos descansan en la catedral de Pisa. Lo sucedió el Papa Clemente III.