Batalla de Churubusco
El 20 de agosto de 1847 se llevó a cabo la Batalla de Churubusco en el marco de la Guerra de Intervención Estadounidense en México (1846-1848). El combate se realizó en la ciudad de México.
La ubicación de Churubusco jugó un papel importante en la defensa de la ciudad de México. Situado al sur de la capital, este punto servía como línea de contención frente al avance estadounidense.
El convento de Santa María de Churubusco, posicionado estratégicamente, ofrecía una barrera natural contra los invasores, pues estaba delimitado por el río Churubusco que dificultaba el acceso para las fuerzas americanas.
Perdidas la Batalla de San Antonio, las fuerzas mexicanas se replegaban con el objetivo de defender la ciudad, teniendo en cuenta que los americanos se dirigían a ésta. Confinadas en el convento de Santa María de Churubusco (hoy Museo Nacional de las Intervenciones), esperaban el ataque estadounidense.
La disposición del convento, en tanto no más alto que los demás edificios, tenía con muros lo suficientemente fuerte para soportar el embate. Más aún, teniendo en cuenta que el enemigo tenía que cruzar un río para llegar hasta allí, las fuerzas nacionales se preparaban para el enfrentamiento.
México contaba con, alrededor, 1000 soldados que pelearían bajo el ala de los comandantes Manuel Rincón y Pedro y María Anaya, sumando a ellos el batallón de insurgentes irlandeses (Batallón San Patricio) que si bien en origen peleaban del lado americano, sentían que su lucha había sido similar; absorbidos por los americanos y también perseguidos en virtud de diferencias religiosas (éstos últimos eran católicos a diferencia de los puritanos americanos), se identificaron con la causa mexicana, pasando a formar parte de sus filas en defensa de una causa que consideraban justa.
El Batallón de San Patricio demostró gran determinación y valentía durante su participación en la batalla. Estos soldados, influenciados por su afinidad religiosa y su rechazo a la discriminación sufrida, lucharon con fervor.
Su participación no solo reforzó la línea defensiva mexicana, sino que también simbolizó una alianza basada en la causa compartida de libertad y justicia.
Al mando del Comandante Walter Scott, alrededor de 9000 hombres dieron batalla a los mexicanos que, con escasos recursos, mas sin abandonar las posiciones, comenzaron a declinar tras largas horas de lucha. El enemigo lanzó una bomba en la reservas de pólvora de los sitiados, evitando así toda posibilidad de defensa y precipitando el final, ya no tenían con qué continuar la pelea.
Terminada la batalla, los combatientes irlandeses fueron juzgados y muchos de ellos ejecutados. Contabilizadas las bajas, 130 muertos fueron americanos y 350 los mexicanos.
Tras la rendición de los defensores de Churubusco, el impacto inmediato fue un replanteamiento de la posición mexicana en el conflicto.
La derrota fortaleció la determinación de las fuerzas estadounidenses, mientras que en México, la batalla se convirtió en un símbolo de resistencia.
Este evento influyó en las posteriores relaciones entre ambos países, dejando detrás un sentimiento de respeto hacia aquellos que lucharon valientemente en una causa que trascendía fronteras nacionales.
En homenaje al Batallón San Patricio, una de las calles aledañas al actual museo fue bautizada bajo el nombre “Mártires Irlandeses”. Allí, todos los años se lleva a cabo un acto conmemorativo en su evocación, recordando, asimismo, la batalla.