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Hernán Cortés (V)

Publicado por Helena

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Tras este nuevo fracaso Hernán Cortés decidió enviar una nueva expedición a los mares del sur, esta vez al mando de Francisco de Ulloa, allá por el año1539, a bordo de tres embarcaciones: Santo Tomás, Trinidad y Santa Águeda.

Tras varios avatares típicos de toda travesía por aquellos tiempos, por culpa de los cuales perdieron un barco el Santo Tomás, llegaron al golfo de California y a la población de Santa Cruz (Hoy en día es la ciudad de la Paz), alcanzando el extremo norte del golfo lo que hoy es el río Colorado, poniéndole el nombre de ancón de San Andrés.

Es importante destacar que estas expediciones no solo tenían un carácter exploratorio, sino también comercial. Hernán Cortés, como otros conquistadores de su época, estaba interesado en encontrar nuevas rutas de comercio y acceso a riquezas desconocidas. La exploración de estas nuevas tierras también tenía un componente estratégico, ya que permitía a España expandir su influencia y poder en el nuevo mundo.

Tras la toma de posesión de estas tierras se dirigieron al extremo norte del mar bermellón o bermeja, (hoy en dia se trata del golfo de California). Este nombre se lo pusieron por los colores rojizos de sus aguas que eran bañadas por las aguas del río Colorado, y después de doblar el cabo de San Lucas, pusieron rumbo a las aguas del océano pacífico.

Estas tierras que dejaron atrás, son hoy en día la Baja California, en concreto, estaríamos hablando de tres estados California, Baja California y California Sur, considerándose a Hernán Cortés como el descubridor de todos ellos.

En cuanto a la persona en si misma, decir que nadie pone en duda la enorme personalidad de este descubridor. La única “pega” que se le podría encontrar en su gran expediente como conquistador, sería haber utilizado la tortura como método para obtener riqueza, sobre todo al enfrentarse a los caciques locales en la expedición a las Hibueras, pero está claro que al fin y al cabo, el poder y el dinero, es lo que movía a emprender una conquista, y en este caso no fue distinto.

El emperador Carlos V para compensar a Cortés por todos sus méritos para el reino de España, le compensó con el marquesado del Valle. Este título nobiliario no solo era un reconocimiento a sus logros, sino que también le otorgaba una serie de privilegios y derechos, entre ellos la capacidad de gobernar sobre las tierras que había conquistado.

Murió el 2 de diciembre del año 1547 en Castilleja de la Cuesta, tratando de regresar a sus posesiones americanas. Sus restos mortales fueron trasladados en un peregrinar continuo que contribuyó a crear una especie de leyenda negra sobre él. Este peregrinar se debió al hecho de que Hernán Cortés modificó su testamento en varias ocasiones, y entre esas modificaciones estaba la de cambiar continuamente el lugar en el que deseaba que reposaran sus restos. Así primero eligió ser enterrado en la iglesia contigua al hospital de Jesús, después en un proyecto de monasterio en Coyoacán, y al final, decidió que lo enterraran donde falleciera.

Al morir, fue enterrado inicialmente en el Monasterio de San Isidoro del Campo, en Santiponce (Sevilla), bajo el siguiente epitafio, que le dedicó sui hijo:

“Padre cuya suerte impropiamente

aqueste bajo mundo poseía

valor que nuestra edad enriquecía,

descansa ahora en paz eternamente”

Allá por el año 1550, a tres años de su muerte, se decidió cambiar de lugar sus restos, y fue enterrado al lado del altar de Santa Catalina en el mismo monasterio de San Isidoro. Diecinueve años más tarde sus restos mortales fueron trasladados a Nueva España, en el actual México, y fue sepultado en San Francisco de Texcocco, hasta el año 1629, en el que se trasladan sus restos nuevamente a otra ubicación pero dentro de la misma iglesia de San Francisco.

En 1794 las autoridades volvieron a exhumar los restos de Cortés fueron trasladados con gran pompa, a lo que había sido su deseo, llevándolos a la iglesia contigua del Hospital de Jesús, y creyendo que esta sería su última morada.

Sin embargo tras pasar bastantes años, en 1823, a los dos años de la Independencia de México, se inició un memorial para honrar a los insurgentes muertos durante la guerra de Independencia, los restos de Cortés fueron llevados a la ciudad de México depositándolos en la Catedral. Sin embargo temiendo que los sentimientos nacionalistas que se habían desarrollado en el pueblo Mexicano acabaran con los restos de Cortés, estos fueron escondidos en el templo del Hospital de Jesús durante otros 13 años, y al pueblo se le hizo creer que habían sido trasladados a Italia.

En 1836, con los ánimos más calmados, fueron depositados en el mismo templo pero en un mausoleo y ya no escondidos, y tras pasar 110 años fueron encontrados y en 1946 se buscaron sus restos, fueron encontrados por el colegio de México, que le entregó la custodia de los mismos al Instituto Nacional de Antropología e Historia, recomendando no mover los restos del lugar en el que habían sido hallados.

El 9 de julio de 1947, se puso sobre el muro de la Iglesia una placa de bronce con el escudo de Hernán Cortés y una placa que decía:

HERNÄN CORTËS
1485-1547

Con lo que los restos de este gran conquistador reposan en el lugar que el eligió en su primer testamento.

La figura de Hernán Cortés sigue siendo objeto de debate y estudio. Su papel en la conquista de México y la expansión del imperio español en el nuevo mundo es indiscutible, pero también lo es su uso de la violencia y la coacción para lograr sus objetivos. Sin embargo, no se puede negar que su figura ha dejado una huella imborrable en la historia de España y de América.