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El Imperio Austríaco

Publicado por Pedro

Batalla de Sadowa. Austria-PrusiaLa creación del Imperio Austríaco está estrechamente ligada a los acontecimientos derivados de las victorias francesas durante las Guerras Napoleónicas. Con la conquista de la mayor parte del territorio de Prusia por parte de Napoleón Bonaparte se decreta el final del Sacro Imperio Romano Germánico y su sustitución por la Confederación del Rin que prevalece desde el año 1806 hasta el año 1813. Posteriormente con el Congreso de Viena esta estructura política pasará a denominarse Confederación Germánica y será el embrión de la futura unificación de Alemania.

Francisco I de Austria que en aquellos momentos ostentaba el título de Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, con anterioridad a su disolución y con el nombre de Francisco II, decidió que para conservar el título de emperador y como respuesta a la creación del Imperio Francés donde el mismo Napoleón se había coronado Emperador, elevar la categoría de Austria de archiducado a Imperio en 1804.

Derrotado Napoleón finalmente el año 1815 en Waterloo, el Congreso de Viena (1814-1815) restableció las fronteras de los estados europeos consiguiendo las potencias vencedoras importantes ganancias territoriales a costa de los territorios anexionados por Francia durante la guerra. En el citado congreso, jugó un papel primordial el canciller austriaco y ministro de asuntos exteriores Klemens von Metternich que mediante una gran destreza en los negociaciones con los plenipotenciarios de los países presentes logró convertir al Imperio Austríaco en el eje del nuevo orden europeo de la Restauración.

Con posterioridad a la reunión internacional Austria formó parte de la Santa Alianza que posteriormente sería denominada Cuádruple Alianza. Esta asociación de monarquías, que un primer momento estaba formada por Austria (Francisco I), Prusia (Federico Guillermo III) y Rusia (Alejandro I) fue ampliada al poco tiempo con la incorporación de Inglaterra.

El Imperio Austríaco era un estado plurinacional y entre los territorios integrantes se encontraban: El Reino de Hungría, con el cual establecería una relación de igualdad a partir de 1867 con el reinado de Francisco José I dando lugar al nacimiento de la monarquía dual del Imperio Austrohúngaro. Reino de Dalmacia, Reino de Bohemia, Reino de Galizia y Lodomeria, Reino de Croacia y Eslavonia, Reino de Lombardo-Véneto, el Archiducado de Austria como núcleo en torno al cual se organizaba el imperio y un gran número de ducados y condados como el del Tirol y Gorizia.

Durante el ciclo revolucionario de 1848 el Imperio Austríaco resistirá los envites de los partidarios del liberalismo aunque se verá obligado en cierta medida en promover algunas reformas propiciadas por el fervor revolucionario. Hungría y Bohemia serán focos de tensión durante este convulso período. El canciller austríaco Klemens von Metternich será el gran damnificado por la revolución de 1848 al tener que abandonar su cargo de canciller y tomar camino del exilio.

Debido a las heterogeneidad de culturas y etnias, el Imperio Austríaco tuvo paulatinamente que hacer frente no sólo a las pretensiones de algunos grupos que querían introducir ideas liberales en sus territorios sino también al auge de los movimientos nacionalistas que como en el caso de Italia luchaban por incorporar a su proceso de unificación nacional los dominios que estaban bajo control del Imperio Austriaco.

Paralelamente en la Confederación Germánica, Austria y Prusia rivalizaban por la ejercer la hegemonía de los territorios que integraban la confederación. Ya 1834 Prusia promovió la Unión Aduanera de Alemania o Zollverein de la cual Austria quedó excluida y que sería uno de los factores que haría posible que Prusia liderara el proceso de unificación de Alemania. Además Prusia que estaba experimentado un asombroso desarrollo industrial y cuestionaba progresivamente el papel de Viena como potencia hegemónica.

El punto de inflexión se produjo en 1866 con la Guerra Austro-Prusiana o también conocida como la Guerra de las Siete Semanas y la decisiva batalla de Sadowa donde los austríacos son derrotados por la Prusia de Otto von Bismarck y éstos disuelven la Confederación Germánica creándose la Federación Alemana del Norte convirtiéndose de este modo Prusia en el estado principal de Alemania y baluarte de la unificación nacional.

Con la necesidad de mantener su influencia en Europa Central el Imperio Austríaco opta por otorgar a los territorios húngaros un estatus de igualdad con Viena. De esta manera en 1867 nacerá el Imperio Austrohúngaro que prolongará su existencia hasta el final de la Primera Guerra Mundial, donde mediante el Tratado de Saint-Germain-en-Laye de 1919 quedará desmantelado perdiendo todos sus posesiones y Austria pasará a ser una república.