Historia
Inicio Arabia Saudí, Medio Oriente El wahhabismo y la creación de Arabia Saudí

El wahhabismo y la creación de Arabia Saudí

Publicado por Joaquín

Ibn Saud, fundador de Arabia SaudíEn pocos lugares del mundo están tan ligadas la religión y el poder político como en Arabia Saudí. La dinastía que da nombre al país, los Al-Saud, y la corriente religiosa musulmana llamada wahhabismo has estado vinculadas de forma inseparable desde la misma creación del reino.

Dentro del Islam conviven diversas corrientes más allá de la tradicional división entre sunnies y chiies. Una de ellas es el wahhabismo, encuadrado dentro del sunnismo, pero con particularidades bastante marcadas.

Esta corriente fue creada por Muhammad Ibn Al-Wahhab, un clérigo árabe que vivió durante el S XVIII y se ha convertido en una de las más radícales dentro de la religión musulmana gracias, en buena parte, al dinero de los Al-Saud.

Para los seguidores de esta corriente, el Corán y la tradición (Hadith) deben ser interpretados literalmente, ya que piensan que son las palabras exactas pronunciadas por Mahoma.

Se ven a sí mismos como los guardianes de la ortodoxia y no dudan en condenar cualquier otra interpretación del texto sagrado, tachando de desviacionismo o, directamente, herejía, practicas como el invocar el nombre del profeta en los rezos o cualquier innovación.

Al-Wahhab comenzó a predicar en el territorio de lo que es hoy Arabia Saudí con su discurso fundamentalista. Para el, el Islam Sunni se estaba corrompiendo y propugnaba una vuelta a las lecturas más radicales del Corán. En un principio no obtuvo demasiado éxito con sus sermones e, incluso, su padre y su hermano (también clérigos) lo repudiaron y tuvo que exiliarse de su lugar de nacimiento, Naid.

Fue entonces cuando emprende un viaje que acaba por cambiar toda la historia de la zona. Al-Wahhab se traslada a Diriya y allí se alía con una de las familias más poderosas, encabezadas por Muhammad bin Saud. Este enseguida se dejó conquistar por las palabras del clérigo y decide declarar su interpretación del Islam como religión oficial del territorio que su familia gobernaba.

La unión de los dos personajes resultó beneficiosa para ambos. El clérigo, que ni siquiera consideraba musulmanes a pueblos que profesaban esa religión de una manera diferente a la que él defendía, se encontró con un apoyo político que podía apoyar su idea de lanzar la yihad y conquistar otros territorios. Por su parte, los Al-Saud encontraron una base religiosa para sus ansias de conquista, empezando por su idea de unificar toda la península. Wahhab le dio a Ibn Saud una legitimidad religiosa en su conquista de la Arabia.

Así los sauditas se pusieron manos a la obra. En su intento de expansión atacaron la hoy ciudad iraquí de Kerbala, ciudad santa de los chiitas, saqueando algunos de sus lugares sagrados. Igualmente, a principios del S.XIX su ejercito conquistó las dos ciudades más santas de los musulmanes, La Meca y Medina, convirtiéndose así en los guardianes de ambas, lo que les daba una gran influencia en todo el mundo musulmán. Obviamente, en su conquista, se dedicaron a destruir a los que no consideraban fieles, incluido a otros musulmanes, como los ya mencionados chiitas.

En 1817, los Saud tuvieron que abandonar el poder momentáneamente debido a la conquista de la ciudades santas a manos de un aliado de los otomanos, pero la semilla del wahhabismo ya estaba sembrada, unida al poder político saudita, y la estancia de los otomanos no pudo destruirla.

Siete años después la dinastía volvió a recuperar el poder, aunque no reconquistaron ni La Meca ni Medina.

Los Saud no perdieron la esperanza de tener unificada bajo su mando a toda la Península Arábiga. En 1902, conquistan Riad y años después, en el 32, la convierte en capital del recién creado estado de Arabia Saudí.

Poco antes, la alianza Wahhabi-Al Saud había vuelto a hacerse con las ciudades Santas del Islam, con lo que recuperaban su papel de guardianes de los santos lugares.

Sin embargo, quizás todo hubiera quedado así sí, en 1938, un descubrimiento no hubiera dotado de un arma todopoderosa para poder extender su estricta visión de la religión: el petróleo. A partir de ahí, y llevados por la visión mesiánica que desprende esta corriente radical, no ha cesado el intento de extender su visión religiosa, mediante la creación de Mezquitas en todo el mundo.