Mehmet II, el Conquistador
Sin duda alguna, sí existe un dirigente del antiguo Imperio Otomano que sea especialmente recordado como alguién que cambió la historia, ese es Mehmet II, llamado el Conquistador.
Mehmet II nació en 1432, en Edirne. Su padre fue el Sultán Murad II que lo tuvo de una esclava de su harén.
La vida política de Mehmet II empezó muy pronto, ya que con solo cinco años es nombrado gobernador de Anatolia tras la muerte de su hermano, muerte que, junto a la de su hermanastro Alaeddin Ali, lo convierte en heredero al trono del Imperio.
Su primera experiencia directa de gobierno la tuvo en 1944. Su padre tuvó que salir de la capital para sofocar una sublevación en la Anatolia y deja al joven Mehmet al frente del estado. No se puede decir que esta primera toma de contacto con el poder fuera demasiado positiva. De hecho tuvo que hacer frente a una rebelión protagonizada por los Jenízaros, tropas de élite otomanas, que pedían un mejor sueldo. Mehmet tuvo que ceder a sus pretensiones, ya que un ejercito cristiano se aproximaba por los Balcanes. Sin embargo, los turcos derrotaron a las tropas cruzadas, evitando el peligro.
Precisamente, al volver de esta expedición, tuvo lugar un hecho que nadie esperaba. Murat II abdica con tan solo 40 años y su hijo tiene que sentarse en el trono a la temprana edad de 13 años.
Desde muy pronto, Mehmet da muestras de la que sería su obsesión principal: ocupar Constantinopla. Enseguida intenta preparar un ejercito para atacar la ciudad, pero el Gran Visir, Halil Pasha, así como sus consejeros se dan cuenta de lo precipitado del ataque.
Por esto, los veteranos de la corte disuaden a Murat de que vuelva al trono, señalando que el joven Mehmet no tiene aún capacidad suficiente para dirigir los designios del Imperio.
Pasó el heredero a partir de ahí unos años que le servirían como preparación para gobernar: en lo militar participa en la batalla de Kosovo, en la que vuelve a enfrentarse a los ejercitos cristianos, derrotandolos de nuevo; en lo político, Mehmet se casa varias veces con las hijas de gobernantes tribales, como método de tejer una serie de alianzas que fortalecieran y unificaran su reino.
Por fin, su momento llega en 1451, cuando su padre fallece y Mehmet II es, de nuevo, proclamado Sultán. Mehmet mantiene en principio al gran visir en su puesto, pero sin confiar en él demasiado, ya que lo responsabilizaba de su dimisión la primera vez que ejerció el poder. Por otra parte, como mandaban los canones de la época, el nuevo Sultán procede a evitar una posible guerra civil por el expeditivo método de matar a su hermano menor, con lo que no quedaba nadie que pudiera disputarle el trono.
Tan solo un año más tarde, Mehmet retoma su antiguo plan de conquistar Constantinopla. Así, endeguida marcha hacia el Bosforo y consigue aislar a la ciudad, comenzando el asedio.
Seis semanas duraría el asedio de la capital bizantina. La falta de suministros, los ataques de artillería y las escaramuzas protagonizadas por los jenízaros dan al traste con la resistencia bizantina. El 29 de Mayo de 1453, Constantinopla pasa a poder de los turcos, marcando el fin de una época y Mehmet recibe el sobrenombre de “el Conquistador”.
Enseguida se deshace de su Gran Visir, ya que confirma sus sospechas de que aceptaba sobornos de los bizantinos y, curiosamente, toma el título de Emperador de Roma, como dirigente del Imperio Romano de Oriente. Hay que tener en cuenta, además, que la mezcla de sangre que había habido entre dirigentes turcos y bizantinos, había hecho que Mehmet tuviera ascendentes en la Familia Real Bizantina.
Cumplido su gran sueño, Mehmet II pasa a intentar ampliar su Imperio. Así, en 1456, se lanza a la conquista de Serbia, atacando al Reino de Hungría. Tras una encarnizada lucha a las puertas de Belgrado, Mehmet conocería el amargor de la derrota y debe retirar sus tropas sin haber logrado su objetivo y habiendo perdido 20000 hombres.
La noticia de esta derrota hace que el Papa Calixto III organice una nueva cruzada, pensando que en ese momento el Imperio Otomano estaría más débil que nunca. Sin embargo, la muerte de Hunyadi, héroe defensor de Belgrado y en el que el Papa depositaba sus esperanzas, truncó esta cruzada.
Igualmente quedaría sin efecto una nueva llamada, esta vez de Pio II: nadie hizo caso al llamamiento del Pontífice y el poder de los turcos quedaba plenamente asentado.
Mehmet consigue ampliar en pocos años el Imperio conquistando Bosnia, Serbia y Grecia antes de 1466. Incluso la poderosa Venecia tiene que pagar una indemnización y un tributo anual para continuar manteniendo su posición en el Mediterráneo. Podemos decir que, en esos momentos, Mehmet II controla buena parte del este de Europa y del Mediterráneo.
Debemos decir que, salvando las atrocidades que eran propias de la época, Mehmet había recibido una educación humanista y que mostró su tolerancia en más de una ocasión.
Como ejemplo claro de esto, tenemos el juramento que realizó tras conquistar Bosnia, para intentar favorecer a la Comunidad Franciscana que allí se encontraba, en donde ordena respetar sus creencias e iglesias.
En 1480, los turcos fracasan en su intento de tomar Rodas y, un año después El Conquistador fallecía dejando a su Imperio en el momento más álgido de su historia.