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La Matanza de la Escuela Santa María de Iquique

Publicado por Hilda

Matanza de IquiqueOcurrió en el norte chileno, en la ciudad puerto de Iquique, el 21 de diciembre de 1907, durante la presidencia de Pedro Montt que ordenó al ejército la represión de una huelga de empleados del salitre, mineral que se usa como materia prima de la pólvora, y que generaba enormes ganancias a los empresarios ingleses que se encargaban de su explotación, pero que también “explotaban” a sus empleados, que realizaban sus labores en condiciones deplorables, a riesgo de su propia vida. Los mineros reclamaban por las condiciones inhumanas en que desarrollaban su labor, pidiendo que se derogara el uso de fichas, utilizadas como pago, que solo podían canjearse en los comercios de propiedad de sus patrones, de nacionalidad inglesa, un cambio fijo de 18 peñiques en el pago de los jornales, escuelas nocturnas para los obreros, y que se redujeran las horas de trabajo.

Estos mineros, acompañados por sus familias, de origen no solo chileno, sino que también había peruanos y bolivianos, se habían dirigido desde Norte Grande, donde desarrollaban sus labores, a la ciudad, donde acamparon en la plaza Manuel Montt, tomando un grupo la Escuela Santa María, que se hallaba frente a la plaza.

Las autoridades ante el desencadenamiento de los hechos, ordenaron el desplazamiento hacia Iquique de las fuerzas de los regimientos: Esmeralda (Antofagasta) Rancagua y Atacama (Tacna) que servirían de refuerzo a los de Carampangue y Granaderos, que actuaban en el lugar de los hechos.

Eran algo más de 8.000 personas, que habían partido desde la salitrera de Alto San Antonio, habiéndoseles unido luego más trabajadores que apoyaron su reclamo, que al principio fue escuchado por las autoridades locales, que oficiaban de mediadores, pero luego, conminados desde el gobierno nacional, se impuso el estado de sitio, ordenándoles que se concentraran en el Club Hípico. Los obreros no aceptaron esa petición por temor a ser masacrados mientras se dirigían allí pues en el camino se apostaban barcos dotados de cañones. Ante la negativa, comenzó la matanza de hombres, mujeres y niños, que se hallaban en la escuela. Aproximadamente 3.000 de ellos murieron, aunque las cifras no fueron confirmadas, y el gobierno afirmó que fueron 195. La orden partió de Rafael Segundo Sotomayor Gaete, en ejercicio del ministerio del interior, y fue efectivizada por quien estaba al mando de las fuerzas militares, el general Roberto Silva Renard, que ya poseía experiencia en estas cuestiones.

En efecto, actuó como fiscal militar en el año 1903, para juzgar el comportamiento de los militares en la matanza de los obreros que manifestaban en el puerto Valparaíso. Los represores no solo fueron absueltos sino que fueron victimizados.

Fue también Roberto Silva el que actuó con saña contra los huelguistas de la oficina salitrera Chile en 1904, y un año después contra quienes protestaban a causa del impuesto a la carne de origen argentina (mitin de la carne).

Los sobrevivientes de la matanza de la escuela fueron castigados en forma brutal y los muertos fueron enterrados en una fosa común. La escuela desapareció incendiada. El intendente impuso la censura para evitar toda publicación de lo ocurrido.

El informe sobre estos hechos recién fue dado a conocer, el día 7 de noviembre del año 1913, en un informe que presentó una Comisión Oficial, que fue entregado a la Cámara de Diputados.

En 1914, Roberto Silva Renard, fue herido seriamente por el hermano de una de sus víctimas, Antonio Ramón Ramón, conocido anarquista, y que debió solicitar su retiro.

La Cantata de la Santa María de autoría de Luis Advis Vitaglich inmortalizó este penoso suceso, que frenó las luchas obreras en Chile por una década. Recién en 1920 comenzaron las primeras leyes protectoras de los trabajadores.

En 1940 se exhumaron los restos de estas víctimas de la barbarie, sepultándolos en el exterior del Servicio Médico Legal. Al conmemorarse el 100 aniversario, el 21 de diciembre del año 2007, la actual presidente Bachelet, les ofrendó un monumento en el lugar donde se produjo el horror, y allí fueron depositados sus restos, además de declarar ese día como de duelo nacional.