Julio II
Bajo el nombre de Giuliano della Rovere, el futuro Julio II nació en Albissola Marina, el 05 de diciembre de 1443. Sobrino del Papa Sixto IV, quien lo tomó como su protegido desde la infancia, se crió entre los franciscanos y, posteriormente, completó sus estudios en el convento de La Pérouse.
Fue nombrado cardenal por su tío, rivalizando con la figura del futuro papa Alejandro VI, Rodrigo Borgia, a quien más tarde acusaría de simonía.
Conocido como el “Papa Guerrero” en función de su intensa actividad política, su principal objetivo se centró en recuperar el esplendor medieval de la Iglesia a quien habían sido arrebatadas una serie de estados en manos de señores feudales y, en especial, por la dinastía de los Borgia. Para ello, estableció alianzas estratégicas y no dudó en utilizar la excomunión como método de reprimenda para evitar pérdidas políticas.
Electo Papa en 1503 sucedió a Pío III, cuya función pudo ser ejercida por muy poco tiempo tras la muerte de Alejandro VI. Como primera medida, fortaleció el sistema monetario, hecho que le serviría de plataforma sólida para sus planes expansionistas.
El perfil del nuevo Papa se asemejaba más a un príncipe renacentista que a un Pontífice medieval. Supo formar alianzas, medir consecuencias y aplicar el maquiavelismo de su tiempo con amplia destreza.
Dispuesto a recuperar los feudos perdidos, conquistó Bolonia y Perusa, excomulgando al feudal Bentoviglio en 1506.
Tras este asedio, Venecia era el próximo paso a seguir ya que ésta se negaba a ceder el control al papado. Para esta empresa su aliado fue Francia, que recientemente había perdido definitivamente Nápoles en manos de los españoles, mientras que Venecia se presentaba como una nueva posibilidad. Junto con Luis XII, Maximiliano, más España, Hungría, Saboya, Florencia y otras, estableció la Liga de Cambrai, proponiéndose la ciudad marítima como un blanco a desintegrar.
Conseguido el objetivo, Francia pasó a ser su nuevo enemigo, estaban ocupando Génova y Milán y Julio se proponía liberar toda influencia extranjera dentro de Italia. Cabe mencionar que Francia se perfilaba ya como la próxima potencia que se convertiría, más tarde, en el país hegemónico de Europa. El ataque a los franceses supuso una revancha directa en contra del pontificado, la toma de Bolonia. Asimismo, en 1511, Luis XII se propuso convocar a un concilio para deponer al Papa (Concilio de Pisa), convención que debido a la baja convocatoria no devino en un cisma religioso.
La nueva contra ofensiva papal fue otra convocatoria al Concilio de Letrán (1512-1517), decretando nulo el anterior y excomulgando a los cardenales que habían acudido a Pisa.
Promotor de la creación del Museo Vaticano e impulsor de la edificación de la Catedral de San Pedro, Julio II fue un entusiasta mecenas. Artistas como Miguel Angel, a quien encargó la capilla Sextina en cuya pintura del rostro de Zacarías se refleja el del Papa, Rafael, Bramante, etc., fueron beneficiados por ese benefactor de las artes.
Además de sus logros en el ámbito político y militar, Julio II también tuvo un impacto significativo en la reforma interna de la Iglesia. Implementó medidas para combatir la corrupción y la simonía dentro del clero, buscando restaurar la integridad y la moralidad en las instituciones eclesiásticas. Sus esfuerzos en este sentido fueron un precursor de las reformas que más tarde se llevarían a cabo durante el Concilio de Trento.
Julio II también fue un gran promotor de la educación y el conocimiento. Fundó varias instituciones educativas y apoyó la publicación de numerosos textos religiosos y filosóficos. Su interés por el humanismo y el renacimiento cultural se reflejó en su patrocinio de estudios y obras literarias, contribuyendo al florecimiento intelectual de su época.
En el ámbito diplomático, Julio II supo manejar con habilidad las relaciones internacionales, estableciendo acuerdos y tratados que fortalecieron la posición de la Iglesia en Europa. Su capacidad para negociar y forjar alianzas le permitió mantener un equilibrio de poder favorable al papado, incluso en tiempos de gran inestabilidad política.
Venerado y admirado en la Italia de su tiempo, falleció el 21 de febrero de 1513, siendo sucedido por León X.