Francia en América
La aventura de llegar a América por parte de Francia fue iniciada por el rey Francisco I, aunque no poseía ese Estado tradición marítima. Aún cuando desconocía el Tratado de Tordesillas decidió no enfrentarse con españoles y portugueses, y buscar un paso por el norte para llegar a Asia. Para hallar ese paso partieron el navegante florentino Giovanni da Verazzano, quien falleció en el año 1528 y luego le valió la misión de remontar el río San Lorenzo hasta Montreal, a Jacques Cartier en el año 1535.
Las primeras colonias francesas en América se establecieron en el siglo XVI, pero fue en el siglo XVII cuando se consolidaron las principales colonias. Estas colonias, aunque escasamente pobladas, se ubicaron en diversas regiones del continente americano. En Canadá, los franceses establecieron la colonia de Acadia, donde fundaron Port Royal, la primera colonia agrícola. También fundaron las ciudades de Québec y Montreal, que se convirtieron en importantes centros de comercio y cultura francesa en América.
En las Antillas, los franceses colonizaron Haití, donde fundaron las ciudades de Puerto Príncipe y Cabo Haitiano. La colonización de Haití fue motivada principalmente por la explotación de la caña de azúcar, que se convirtió en una de las principales exportaciones de la colonia. Además, en Estados Unidos, los franceses establecieron la colonia de Luisiana, donde fundaron ciudades como San Luis, Detroit, Mobile, Baton Rouge y Nueva Orleáns. Estas ciudades se convirtieron en importantes centros de comercio de pieles y azúcar.
En América del Sur, los franceses lograron establecer la colonia de la Guayana Francesa, que a pesar de las dificultades logró subsistir y se convirtió en una de las últimas colonias francesas en América.
Las colonias francesas en el norte del territorio americano recibieron la denominación de Nueva Francia y fueron inmensas posesiones entre la desembocadura del río San Lorenzo y el delta del Mississippi, divididas por razones administrativas en cinco colonias: Acadia, Canadá, Terranova, Bahía de Hudson y Luisiana. En 1759 los ingleses tomaron Quebec y en 1760, Montreal. En 1763 el Tratado de París, que puso fin a la guerra de los siete años, las dejó en poder de los ingleses. La Luisiana le fue entregada en 1762 a España por el Tratado de Tratado de Fontainebleau.
A pesar de la pérdida de estas colonias, Francia continuó manteniendo una presencia en América a través de sus colonias en las Antillas y en la Guayana Francesa. A lo largo del siglo XIX, Francia intentó varias veces reestablecer su presencia en América del Norte, pero estos intentos fueron infructuosos. Sin embargo, la influencia cultural y lingüística de Francia en estas regiones perdura hasta el día de hoy, siendo un testimonio de su pasado colonial en América.