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El imperio maurya

Publicado por Víctor

ency4beta_getimage.pngLa formación del imperio Maurya en la India (322 a. C. – 185 a. C.) vino seguida de una etapa de esplendor cultural, expansión territorial y comercial, y cambios religiosos, que hoy recordamos especialmente por su más emblemático representante, Asoka (rey 269? a. C.-232 a. C.).

El origen de la dinastía Maurya se sitúa en la región de Magadha, que había emergido como un bastión de poder en el noreste de la India. Este reino, con sus fértiles tierras y avanzados sistemas de administración, proporcionó una base sólida para que la familia Maurya ascendiera políticamente. Durante el período anterior a Chandragupta, Magadha estaba gobernada por la dinastía Nanda, conocida por su riqueza y poder militar, lo cual presentó un desafío, pero también un caldo de cultivo para la revolución que lideró Chandragupta.

La invasión macedónica de Alejandro Magno sobre la India produjo cambios profundos en su anatomía política, fragmentada en distintos reinos gobernados por soberanos rivales. La estrategia de dominación de los griegos pasaba por atraerse a algunos de esos reyes para someter a los otros. Alejandro coronó su empresa derrotando al rey Poros a orillas del río Hidaspes (326 a. C.), y atrayéndoselo posteriormente a su influencia.

No obstante, profundas disensiones sacudieron por aquel entonces al alto mando macedonio, que unidas al agotamiento de la tropa después de la revuelta de los reyes vasallos y los duros combates que la siguieron en Patala, motivaron el repliegue griego y el abandono de la India. El vacío de poder creado entonces favoreció que Chandragupta, miembro de la familia Maurya, y enemigo de la dinastía Nanda, reforzara su causa con insurgentes de todo tipo, con los que logró imponerse en el poder en torno al año 322 a. C. Su reinado (entre el 322 a. C. y el 300 a. C., aproximadamente) contempla una primera expansión sobre el Indostán, y la afirmación de unas fronteras seguras en el oeste con motivo del pacto que Chandragupta alcanzará con Seleuco, sucesor de Alejandro en Asia, que casará a su hija con el rey Maurya.

La alianza entre Chandragupta Maurya y Seleuco Nicator, uno de los diádocos de Alejandro Magno, fue un momento decisivo en la formación del imperio. Este acuerdo no solo incluyó un intercambio territorial, con Seleuco cediendo vastas regiones al oeste del Indo, sino también un intercambio cultural y matrimonial al casar a su hija con Chandragupta, fortaleciendo así los lazos entre ambos imperios. Además, la entrega de 500 elefantes indios a Seleuco fue un elemento estratégico que marcó un cambio en la política militar de la época.

Chandragupta, que muere en torno al año 300 a. C., es sucedido por su hijo Bindusara, cuyo reino en este momento abarca desde el mar Arábigo a la bahía de Bengala, y que se encargará de expandir durante el primer tercio del siglo III a. C. sobre la meseta de Decán, llegando a controlar la mayor parte del territorio peninsular indio. Es muy poco lo que sabemos de este rey, cuya actividad militar fue intensa y llevó al imperio maurya a un poderío que su sucesor, Asoka, sabrá aprovechar y expandir.

Asoka, llamado el Grande, reinó entre el 272-269 a. C. (la fecha de su ascenso al trono no es segura), y el 232 a. C., se mantuvo en el poder, por tanto, en torno a los cuarenta años, dato que hay que tener presente para entender la magnitud de su obra. Sus comienzos como monarca son controvertidos, merced sobre todo a la violenta represión de una revuelta en la región de Kalinga, saldada con miles de muertos. También expandió su reino hacia el oeste, hacia Pakistán. Frecuentemente se ha afirmado que el arrepentimiento por su faceta de cruel conquistador motivó su conversión al budismo, pero no hay pruebas documentales que lo atestigüen. Sí hubo, no obstante, un notable cambio de política, hacia senderos más conciliadores, marcada por la expansión del budismo en la India.

Asoka es recordado por su enorme contribución arquitectónica, reflejada en la construcción de estupas y pilares que han perdurado hasta nuestros días. Estos monumentos, esparcidos por todo el subcontinente, no solo sirvieron como símbolos del budismo, sino también como testigos del poder y alcance del imperio maurya. Las inscripciones en los pilares proporcionan un raro y valioso vistazo a la política de su reinado, marcando un avance en la comunicación central.

La capital de la dinastía Maurya, Pataliputra, se convirtió en tiempos de Asoka en un verdadero centro comercial y cultural, sede de una activa actividad literaria y legisladora. El rey embelleció Pataliputra con hermosos palacios según el estilo persa, y puede que enviara desde ella misioneros budistas a lugares lejanos y desconocidos.

La administración del imperio maurya bajo Chandragupta y Asoka ejemplifica un sofisticado sistema de gobernanza. Se implementó una burocracia bien organizada, con funcionarios dedicados a cada aspecto de la administración estatal, desde el comercio hasta la justicia. Las políticas económicas promovieron el comercio interno y exterior, apoyadas por una infraestructura que incluía caminos y redes de comunicación. Este modelo ayudó a sostener un imperio de gran diversidad cultural y geográfica.

En los últimos años de su reinado se empiezan a dar señales de crisis, provocada quizás por las reformas introducidas por Asoka en la centralización del reino. Sus descendientes pierden poder respecto a los príncipes territoriales, y sus reinados son cortos. Brihadratha es el último soberano de la dinastía maurya, asesinado durante un desfile militar en 185 a. C.

En los últimos años de la dinastía maurya, varios factores contribuyeron a su caída. La centralización del poder, iniciada por Asoka, creó tensiones con los príncipes regionales que empezaron a ganar influencia a expensas de la autoridad central. Asimismo, las reformas religiosas y económicas introducidas por Asoka posiblemente debilitaron el control central. La falta de un sucesor fuerte tras la muerte de Asoka creó un vacío de poder que fue aprovechado por dinastías emergentes, precipitando finalmente la desintegración del imperio en el 185 a. C.

En menos de cincuenta años tras la muerte de Asoka el Grande, el imperio se habrá desintegrado en pequeñas monarquías, y la India se sumirá en un período de desunión e inestabilidad.