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Guillermo III de Orange

Publicado por Hilda

Guillermo III de OrangeSu nacimiento se produjo el 14 de noviembre de 1650 en La Haya. Era bisnieto de Guillermo I de Orange, considerado por los holandeses como Padre de la Patria, por luchar por la independencia y libertades religiosas de su tierra, e hijo único y póstumo de Guillermo II, príncipe de Orange, en su matrimonio con María Enriqueta Estuardo, hija de Carlos I de Inglaterra, y de Enriqueta María de Francia.

Nació, heredando a su padre, que había muerto seis meses antes, con el título de príncipe de Orange. Los cargos de estatúder de las provincias de Holanda, Gueldres, Utrecht, Zelandia y Overijssel, le fueron otorgados, pero su ejercicio se había suspendido tras la muerte de su padre, gobernando de hecho en los Países Bajos, Johan de Witt, con la forma de una república conservadora que pretendía alejarse de los conflictos con Francia e Inglaterra.

En 1660 también quedó huérfano de madre, cuando ésta falleció a causa de viruela (enfermedad que también había matado a su padre). Carlos II de Inglaterra, tío de Guillermo, fue designado por su madre en su testamento, como su tutor. Sin desatender su función de consejero, el cuidado del niño quedó a cargo de su abuela paterna.

Desde una edad temprana, Guillermo III fue instruido en las tradiciones políticas y culturales de su familia. Su educación fue dirigida por su abuela paterna, Amalia de Solms-Braunfels, quien puso un énfasis especial en la formación militar y la diplomacia, sabiendo que enfrentaría desafíos al liderar los Países Bajos. A menudo, las enseñanzas incluían historia y religión, materias que lo prepararon para garantizar la estabilidad y seguridad de su futuro dominio. Esta formación sólida le fue esencial cuando finalmente asumió responsabilidades políticas a los dieciséis años.

A los 16 años comenzó a ser preparado para cumplir funciones públicas, entrando a formar parte del gobierno sin asignársele funciones específicas. Johan de Witt en el año 1667, impulsó la redacción del Decreto Perpetuo que suprimía el cargo de estatúder en Holanda, e impedía que en las provincias que conservaran el cargo, que éste fuera desempeñado por quien ejercía el de Capitán General de los Países Bajos, una zona muy próspera y pujante.

Luis XIV soberano francés, con la ayuda de Inglaterra y algunas ciudades alemanas invadió los Países Bajos en el año 1672, logrando grandes éxitos, salvo en Holanda, defendida por Guillermo. Ante el fracaso de esta guerra Johan de Witt fue derrocado, y luego asesinado junto a su hermano en La Haya, por una turba frenética, tal vez impulsada por Guillermo de Orange.

Con la desaparición de Johan de Witt, también se dejó sin efecto el Decreto Perpetuo, pudiendo Guillermo de Orange asumir como Capitán General de los Países Bajos y como estatúder de Holanda, Utrecht y Zelandia. Tres años después fue estatúder de Gueldres y Overijssel, peleando duramente contra los franceses, inundando Holanda para defenderla de la invasión.

La guerra contra Inglaterra prosiguió hasta 1674, cuando esta última, derrotada, decidió firmar la paz. El 4 de noviembre de 1677 Guillermo se casó con María, su prima, la hija del duque de York, y sobrina de Carlos II de Inglaterra. El padre de María, Jacobo, que también era tío de Guillermo, se había convertido al catolicismo junto a su segunda esposa, pero sus dos hijas habidas de su matrimonio anterior (María y Ana) fueron obligadas a recibir educación protestante. O sea, que tanto María como Guillermo eran protestantes, pero el suegro de Guillermo de Orange, que sería en 1685, Jacobo II de Inglaterra era católico, y de esa situación devendría el futuro conflicto.

El matrimonio de Guillermo y María fue más que una unión personal; representaba una alianza política significativa en un momento crítico. Al vincular Inglaterra y los Países Bajos, se creó una coalición contra las ambiciones territoriales del rey Luis XIV de Francia. Esta unión también suscitó tensiones, especialmente respecto a las diferencias religiosas entre católicos y protestantes, que jugaron un papel importante en la política interna británica. En Inglaterra, su matrimonio ayudó a consolidar el poder de los protestantes y limitó la influencia católica, lo que resultaría decisivo en los eventos de la Revolución Gloriosa.

En 1678, Francia que continuaba su dominio, decidió suscribir la paz con los Países Bajos pues ahora éstos contaban con la ayuda de Inglaterra, aunque la tregua duró poco, y Francia comenzó nuevamente los ataques, obligando a los Países Bajos a incorporarse a la Liga de Absburgo, en 1686, formada a instancias de Leopoldo I, emperador del Sacro Imperio Romano germánico, para defenderse contra Francia.

Jacobo II no se unió a la liga contra Francia, su aliada, ambos reyes católicos, mientras crecía la oposición hacia sus políticas religiosas católicas, dentro de la propia Inglaterra, que se unieron a Guillermo de Orange, yerno de Jacobo, pero opositor político y religioso, para acabar con el mandato de Jacobo II en Inglaterra, quien para colmo, tuvo un heredero varón, católico, que prometía continuar con esta religión en Inglaterra.

El juicio y la absolución de siete obispos que habían expuesto sus ideas contrarias al catolicismo jacobino, enardeció aún más los ánimos de los protestantes ingleses, que enviaron una petición formal (suscripta por los llamados “siete inmortales” a Guillermo de Orange para que invadiera Inglaterra, objetivo que se cumplió el 5 de noviembre de 1688, cuando arribó al sudoeste de las tierras inglesas, para realizar lo que se conoció como “Revolución Gloriosa”, logrando casi sin esfuerzo derrocar al rey, quien se quedó sin apoyo local, ante los aproximadamente los 15.000 holandeses invasores, a quienes se les unieron los protestantes de sus propias fuerzas. Las negociaciones entre suegro y yerno se frustraron, pues Jacobo realizó un fallido intento de huida, que luego reiteró, y que con la propia complicidad de Guillermo, le permitió llegar a Francia. Terminó sus días en el exilio, lo que fue tomado por el Parlamento británico como una abdicación al trono, que quedó vacante. Guillermo y María fueron los llamados a la sucesión, siendo coronados, como María II y Guillermo III, el 11 de abril de 1689, desplazando al hijo católico nacido del último matrimonio de Jacobo. La corona de Escocia para el matrimonio les fue otorgada un mes después. El yerno de Jacobo II se convirtió en Guillermo III de Inglaterra, y II de Escocia.

La Revolución Gloriosa transformó radicalmente la monarquía inglesa al establecer una monarquía parlamentaria que limitaba el poder del rey y otorgaba más autoridad a Parlamente. Esta revolución también inspiró movimientos similares en Europa, consolidando la importancia del constitucionalismo. El impacto inmediato se observó en la reafirmación de los derechos y libertades individuales, creando una estructura política que equilibraba el poder entre la monarquía y el parlamento. Este modelo político influyó en la evolución de otras monarquías europeas, marcando un cambio hacia la democracia moderna.

Por el Acta de Derechos, de diciembre de 1689, se estableció la línea sucesoria a la Corona inglesa, por la cual Guillermo III se aseguraba su continuidad en el trono, aún si falleciera su esposa. En caso de muerte de Guillermo le sucedería su cuñada, la otra hija protestante de Jacobo (Ana) y los hijos que tuviera. En defecto de estos, heredarían el trono los hijos de Guillermo, nacidos de futuros matrimonios. Este acta, además, daba grandes poderes al Parlamento y derechos a los habitantes. La monarquía parlamentaria imperó en Inglaterra.

A partir del ascenso al trono de Guillermo III, la Liga de Absburgo incrementó sus miembros en la lucha contra Francia, con la incorporación de Inglaterra. Así pasó a denominarse La Gran Liga.

Guillermo III fue instrumental en la formación de la Gran Alianza, un consorcio de naciones europeas que incluyó a Inglaterra, los Países Bajos y el Sacro Imperio Romano Germánico. Su objetivo era contener las ambiciones expansionistas de Francia tras la muerte de Carlos II de España y prevenir el predominio francés en Europa. Sus diplomáticas gestiones incluyeron una serie de tratados con importantes potencias europeas, cimentando una coalición sólida que se mostró clave para equilibrar el poder en Europa. Este periodo preparó el terreno para la Guerra de Sucesión Española, que buscaba mantener el equilibrio de poder al impedir el control absoluto de Luis XIV sobre el trono español.

Guillermo gobernó por períodos, ya que la guerra contra Francia, le demandaba mucho tiempo, y alejarse de Inglaterra, pero María II que se ocupó de ejercer el poder, siempre respetó las decisiones de su esposo.

Durante las campañas contra Francia, Guillermo III demostró habilidades militares excepcionales al enfrentar al formidable ejército de Luis XIV. Una de las estrategias más notables fue la inundación de regiones en los Países Bajos para defender Holanda, mostrando su conocimiento del terreno y decisión para proteger su patria. En las batallas de Seneffe y Saint-Denis, aunque no consiguió victorias decisivas, logró mantener a raya a las fuerzas francesas, lo que permitió estabilizar la región. Estas tácticas reforzaron su reputación como un líder militar capaz y determinado.

Además de sus defensas creativas en el campo de batalla, Guillermo III también lideró esfuerzos diplomáticos para obtener apoyo internacional. A través de su influencia, consiguió la cooperación de varios estados alemanes y el respaldo naval de Inglaterra, lo cual fue fundamental para mantener los recursos y combatir a las fuerzas francesas. Esta perspicacia diplomática fortaleció su posición y coordinó la presión militar ejercida sobre Francia, impidiendo su dominio total en la región durante las múltiples campañas.

En Inglaterra la aceptación de Guillermo como rey, que se consideraba con derechos por ser esposo de la hija del rey anterior, y además nieto por vía materna de Carlos I de Inglaterra, fue mucho más favorable que en Escocia, donde todavía quedaban partidarios de Jacobo II, pero al tiempo fueron derrotados. Jacobo intentó a través de Irlanda, recuperar el trono inglés, con la ayuda de Francia, pero fue repelido en 1690, en la batalla del Boyne. Los ingleses por mar eran cada vez más fuertes. Derrotaron a los franceses en La Haya dos años despuéss, cayendo Irlanda en poder inglés, un tiempo más tarde. Sus batallas por tierra no fueron tan exitosas.

Guillermo gobernó solo a partir de 1694, al fallecer su esposa. En 1696, fue designado estatúder de Drenthe, mientras Jacobo II preparaba una conspiración frustrada para darle muerte. Jacobo se distanció de su aliado Luis XIV al rechazar la corona polaca, y Francia firmó la paz con Inglaterra y el resto de los miembros de la Gran Alianza en el año 1697, siendo reconocido Guillermo III como rey de Inglaterra también por los franceses, lo que le quitaba toda posibilidad al católico rey destronado de recuperar su poder.

Por esta época se planteaba la cuestión sucesoria del enfermizo rey español Carlos II, que dejaba sin descendencia a la casa de los Habsburgo. Los parientes y candidatos eran: 1. Su sobrino nieto, Felipe de Anjou, que a su vez era nieto de Luis XIV. 2. El hijo del emperador Leopoldo I, y bisnieto de Felipe III de España y 3. El heredero propuesto por Francia e Inglaterra, por el tratado de Partición del 11 de octubre de 1698, era José Fernando de Baviera, bisnieto de Felipe IV de España, para impedir que Francia o Austria se apoderaran de los territorios.

Por ese acuerdo las posesiones españolas serían repartidas, quedando casi toda España, los Países Bajos españoles, y las posesiones en América, al mando de José Fernando de Baviera. El hijo mayor de Luis XIV de Francia, recibía Sicilia, Nápoles y Toscana, y el Archiduque Carlos de Austria, el Milanesado.

El rey Carlos II no estuvo de acuerdo con dividir sus dominios, y finalmente el acuerdo se frustró por el deceso de José Fernando de Baviera poco después (6 de febrero de 1699). En 1700 se firmó un nuevo acuerdo. El Segundo Tratado de Partición también dividía los territorios, y esto produjo la oposición nuevamente de España, que decidió a través de una decisión del propio rey, que el sucesor sería Felipe de Anjou. A la muerte de Carlos II, se desencadenaría La Guerra de Sucesión Española, que duraría hasta 1713.

Ante la carencia de herederos propios, y de sobrinos por parte de su cuñada Ana, Guillermo, preocupado porque el católico hijo de Jacobo II no pudiera acceder al trono inglés, logró que el Parlamento dictara en 1701 el Acta de Establecimiento, por el cual agotados los descendientes de Ana y Guillermo (si llegaran a existir) la sucesión pasaría a una pariente protestante Sofía de Wittelsbach, nieta de Jacobo I de Inglaterra y VI de Escocia, y a sus descendientes protestantes. Escocia no aprobó esta acta.

Luego de un accidente, que se sumó a una neumonía, el 19 de marzo de 1702, Guillermo III, el rey que concedió ciertas libertades como la de imprenta y creó el banco de Inglaterra, aunque no tanto en materia religiosa, falleció en el palacio de Kesington. Su cuñada Ana, asumió el trono.