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La Hagana y el Irgún

Publicado por Joaquín

Miembro de la HaganaLa Hagana forma parte inherente a la misma formación del Estado de Israel. Su propio nombre, “la defensa” en hebreo, nos da una idea acerca de la misión que creían tener los hombres y mujeres que la formaron a principios del S.XX.

La Hagana fue la organización paramilitar más importante entre los judíos asentados en Palestina, cuando esta formaba parte del Mandato Británico. Tan importante fue, que el hoy poderoso ejercito israelí desciende directamente de esta organización.

La creación del grupo se produjo en 1920, como continuación de otra milicia llamada Hashomer creada en 1909. El Hashomer estaba formado por inmigrantes judíos, que se organizaron militarmente para defenderse de los ataques de los beduinos habitantes de la zona y que habían visto con hostilidad la llegada de estas oleadas.

La misma Hagana estaba compuesta por los habitantes de los kibutz que se fueron estableciendo en esas tierras en las primeras décadas del siglo. Los asaltos árabes a estos asentamientos en 1920 provocaron la creación de este grupo, que se atribuyó la defensa de los intereses judíos. Esto vino provocado en parte por la actitud de las fuerzas británicas, que no quisieron inmiscuirse en las luchas entre los dos pueblos que se disputaban la zona. Así, tras los ataque producidos en Jerusalén, Yafo, Hebrón y Haifa, los lideres judíos procedieron a organizarse, aunque en un principio más bien como entes autónomos, sin una directriz central.

Este periodo duró hasta 1929, año en el que se produjeron nuevos violentos enfrentamientos, con 133 judíos y 116 árabes muertos. Esto, más un ataque a la ciudad de Hebrón, hizo que la Hagana cambiara su papel. Se convirtió en un autentico ejercito clandestino, con miles de miembros. Ya no solo de los Kibutz, sino también de jóvenes de las ciudades.

Igualmente, de las armas de autodefensa que poseían en sus asentamientos, pasaron a comprar armamento más sofisticado y a fabricar ellos mismos algunos tipos de explosivos.

Tanto creció este ejercito, que ya en 1936 contaba con 10000 hombres en sus filas, además de con otros 40000 en la reserva.

Ese año, cuando estalla la Gran Revuelta Árabe, se produce su “bautismo” como ejercito más o menos regular. Aunque los británicos no dan luz verde a su legalización, lo cierto es que más de una vez ambos cuerpos se alían para intentar controlar la revuelta.

La lucha de la Hagana hasta los años 40, había venido marcada por la llamada política de la Havlagá (autocontención). De hecho esta política es la que hace que varios grupos más radicales se escindan, como el Irgún o el Stern, que comienzan a perpetrar atentados contra fuerzas británicas y árabes.

Mientras, los británicos vuelven a practicar un de sus tan característicos intentos de quedar bien con todos. Así, en 1939, para tranquilizar a los árabe promulga una ley para acabar con la inmigración legal de los judíos a Palestina.

Esto fue combatido por los judíos mediante artimañas para poder seguir llegando a Palestina. Hay que tener en cuenta que, en esa misma época, estallaba la II Guerra Mundial, lo que dejaba a los hebreos en una posición bastante comprometida.

Por una parte, su lucha contra Hitler era evidente, pero por otra sus mismos aliados en esa lucha eran sus enemigos en Palestina. Ben-Gurión, presidente de la Agencia Judía expreso así esta disyuntiva: «Debemos luchar contra Hitler como si no hubiera Libro Blanco (leyes que prohibían la emigración a Palestina), y debemos luchar contra el Libro Blanco como si no hubiera guerra».

La Hagana, mientras tanto, aparte de intentar burlar las leyes británicas de inmigración, aceptaron colaborar en la lucha contra los nazis. Se crearon así dentro del ejercito británico, unidades totalmente judías, que lucharon sobre todo en el norte de África y que estaban compuestas por muchos hombres del movimiento.

Sin embargo, una vez acabada la guerra, las tornas cambiaron. Los movimientos radicales antes mencionados y la propia Hagana empiezan a desarrollar acciones terroristas contra los británicos. Desde sabotajes contra instalaciones ferroviarias o contra la policías, hasta atentados tan sangrientos como el que tuvo lugar en 1946, cuando el Irgún pone una bomba en un hotel de Jerusalén donde estaba reunido el Estado Mayor Británico. Las consecuencias son desastrosas: cien personas, entre árabes, ingleses y judíos, fallecen en el ataque y los lideres hebreos pasan a formar parte de las listas de terroristas buscados.

Igualmente atacan poblaciones árabes, como Deir Yassin, donde son asesinados dos centenares de palestinos o el asesinato por parte del Irgún del sueco Bernadotte, enviado por la ONU a la zona, que acababa de informar de la destrucción de 400 aldeas palestinas.

Finalmente, en 1948, dos semanas después de la creación de Israel, la Hagana se convierte en el Ejercito del nuevo Estado. Esto provocó algún que otro choque con el Irgún, ya que la ley no permitía la existencia de ninguna otra organización armada.