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Eduardo III de Inglaterra

Publicado por María Celia

Eduardo III, Rey de Inglaterra y Señor de Irlanda nació en el Castillo de Windsor el 13 de noviembre de 1312. Hijo de Eduardo II e Isabel de Francia, fue el primogénito del matrimonio.edwardiii.jpg

Fue, asimismo, el penúltimo rey perteneciente a la dinastía Plantagenet. Su sucesor y nieto, Ricardo II se constituyo como el último monarca quien debió ceder la corona a la Casa de Lancaster.

Eduardo II abdicó en 1327, tomando la reina el control del reino mediante la regencia de un consejo y la colaboración de su amante, Roger de Mortimer. Cuando Eduardo III se hizo del poder, mandó a ahorcar a Mortimer (1330) y a encerrar a su madre en su propia residencia. El matrimonio de sus padres no había sido del todo fructífero. A los amantes de Eduardo II habría de sumarse un espíritu codicioso de la reina, apodada “La Loba”, quien junto con su amante ostentaban el manejo del poder.

Extinguida la dinastía Capeto en Francia, estirpe a la que pertenecía su madre, intentó hacer valer sus derechos sucesorios. En tanto que no les era permitido a las mujeres heredarlos, logró que éstos fueran trasladados a su hijo.

En esta ocasión se da inicio a la Guerra de los Cien Años (1347-1453). Esta guerra cuyo origen fue sucesorio, enfrentó a los Valois, la rama de los Capeto que se extingue en 1328 y los Platagenet, quienes en virtud del enlace entre Enrique Plantagenet con Leonor de Aquitania, tenía posesiones en Francia desde 1154.

La contienda armada tuvo implicancias internacionales. Uno de los primeros hechos llevados a cabo por Eduardo al asumir fue la invasión de Escocia, logrando el triunfo en un comienzo y su pérdida luego y posterior recuperación. Francia, en esta ocasión, decidió colaborar con Escocia, diplomáticamente, primero, y enviando recursos, luego.

Al siglo XIV se lo denominó la Época Oscura en razón de las guerras y de la Peste Negra que diezmó la población. Durante un breve lapso de tiempo, visto así desde una perspectiva cronológica y en la distancia, Europa interrumpió su crecimiento iniciado con la revitalización del comercio alrededor de las jóvenes ciudades surgidas en el siglo XII.

Finalmente, tras una larga pugna, el triunfo quedó en manos de Francia: en 1450, Inglaterra debió restituir Calais, y en 1453, Aquitania (ya en época del reinado de Enrique VI).

Es destacada la función que tuvo Eduardo El Príncipe Negro en el enfrentamiento, hábil estratega, supo cobrarse notables triunfos (la toma de la ciudad de Calais, territorio pertrechado por 200 años, toda Aquitania mediante el Tratado de Calais). Su muerte ocurrida en 1376, fue un duro embate del que su padre, Eduardo III, no pudo recuperarse, falleciendo él también al año de la muerte del Príncipe, el 21 de junio de 1377.