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El Emperador Augusto

Publicado por Hilda

El Emperador AugustoNació en Roma el 23 de septiembre del año 63 a. C. Por vía materna, era sobrino-nieto de Julio César. Recibió el nombre de su padre, Cayo Octavio Turino, quien pertenecía a la clase adinerada de los equites, según las reformas impuestas por el rey Servio Tulio. Cayo Octavio padre, provenía de Valitrae, y se desempeñaba como gobernador en Macedonia. Falleció cuando su hijo tenía solo 4 años.

Al igual que su hermana mayor Octavia Turina Minor, el pequeño Octavio quedó bajo la tutela, del pretor Lucio Marcio Filipo, descendiente del rey Anco Marcio, quien se casó con la madre de Octavio, Atia Balba Cesonia, y tres años después asumiría como Cónsul.

A la edad de 15 años es nombrado Pontífice. Julio César le solicitó que se una a sus fuerzas en la lucha contra Pompeyo. Tras convencer a su madre, parte a reunirse con Julio César pero se enferma (año 46 a. C). Logró llegar junto a su tío abuelo, en junio del año 45 a. C, luego de ser víctima de un naufragio, cuando ya Pompeyo había sido derrotado.

El 13 de septiembre de ese mismo año, Julio César lo nombró su heredero, adoptándolo, ya que carecía de descendencia, permaneciendo el testamento en secreto.

Mientras Octavio se hallaba en Apolonia (actual Albania) en campaña militar, Julio César murió, asesinado por una conjuración, el 15 de marzo del año 44 a. C. Los principales acusados de la muerte de Julio César, huyeron (Marco Junio Bruto a Macedonia, Décimo Junio Bruto Albino a la Galia Cisalpina, y Casio a Siria).

Octavio regresó a Italia, para ocupar su posición de poder, que había heredado, y hallando la oposición de Marco Antonio, se alió a los optimates del Senado (la aristocracia senatorial), entre ello, Cicerón, que querían mantener los privilegios de ese organismo. Fue precisamente Cicerón quien pronunció las “Filípicas” discurso contra Marco Antonio, que quería llegar a un acuerdo con Décimo Bruto. El Senado fue convencido de mandar un ejército encabezado por Octavio y los cónsules para luchar contra Marco Antonio, el que fue derrotado en dos batallas, cerca de Mutina.

A pesar de la victoria, esas luchas costaron la vida de los cónsules, y el ejército quedó liderado por Octavio, quien obtuvo el Consulado por la fuerza, al rehusarse el Senado a nombrarlo. Convertido en Cayo Julio César Octaviano, luego de que el pueblo ratificase su adopción, logró contar, para luchar contra Marco Antonio, con la colaboración de los plebeyos y los ejércitos italianos. Lépido se unió a Marco Antonio.

Sanjadas las diferencias, y constituido en Roma el Segundo Triunvirato, cuya finalidad primordial era hacer justicia con respecto a la muerte de Julio César, en el año 43 a. C., integrado por Marco Antonio, Octavio y Lépido. Cumplido el objetivo de vengar la muerte de Julio César, al ser derrotados Casio y Bruto en Filipos, fueron recuperadas las provincias orientales.

El Imperio fue repartido entre los triunviros: Gran parte de las provincias de Occidente e Italia fueron para Octavio, Antonio fue encomendado a erradicar los partos del Oriente, campaña que fracasó en el año 36, y Lépido recibió África. Por un nuevo reparto, Marco Antonio se había quedado con la parte oriental del imperio, instalándose en Egipto, junto a Cleopatra, mientras Octavio se mantuvo en Occidente. Realizaron un gobierno de tinte cruel, eliminando toda oposición. Cicerón fue eliminado, junto a otros 300 senadores, y dos mil caballeros, fueron asesinados.

En el año 40 a. C, Marco Antonio se casó con Octavia, hermana de Octavio, con quien tuvo dos hijas, pero a quien abandonará cuatro años después para retornar junto a Cleopatra.

Sexto Pompeyo, hijo del asesinado Pompeyo, rival de César, gobernaba de hecho, Sicilia y Cerdeña, colocando a Roma en una situación de desabastecimiento, con respecto al trigo. Llegado a un acuerdo con Sexto Pompeyo, en el año 39 a.C. se le otorgó el dominio sobre esos territorios y sobre Acaya y Córcega, a cambio del compromiso de no suspender los envíos de trigo hacia Roma. Este acuerdo fue roto por Octavio, tres años después, cuando en alianza con Marco Antonio, derrotó a Sexto Pompeyo, quien fue asesinado.

Lépido quien había recibido los territorios de África y Sicilia debió devolverlos acusado de traición en el año 36 a. C., siendo destituido como triunviro.

Marco Antonio dado a los lujos orientales, fue acusado por Octavio, dando a conocer el testmento secreto de aquel, por el cual designaba sucesores a sus hijos habidos de la unión con Cleoptara, y la intención de variar la capital imperial, instalándola en Alejandría.

Octavio logró derrocar a Marco Antonio el 2 de septiembre del año 31 a. C en la batalla de Actium. Marco Antonio terminó sus días en Egipto, donde se suicidó. Octavio se convirtió en líder de todo el Imperio Romano. Siendo designado Cónsul renunció a sus poderes ante el Senado, el 13 de enero del año 27 a. C. Sin embargo tres días después se llegó a un acuerdo entre el Senado y Octavio, por el cual éste conservó el Consulado hasta el año 23 a. C. Las provincias se dividieron en senatoriales, las que gozaban de paz, y las imperiales, donde Octavio tenía potestad proconsular, en las que estaban radicadas las tropas.

El Senado le otorgó el título de Augusto, que asignaba a su persona un carácter sagrado, el de Príncipe, o primero entre sus iguales, lo que le adjudicaba un cierto matiz republicano, ya que era un ciudadano también, y la imposición de una corona de roble y laurel.

Habiendo renunciado al cargo de Cónsul el 1 de julio del año 23 a. C., cuando se descubrió un complot que pretendía asesinarlo, adquirió la potestad tribunicia, que le confirió la capacidad de convocar al Senado y Asambleas de la Plebe y vetar sus decisiones. Su persona era inviolable tanto en forma civil como religiosa. Presidía las reuniones y las elecciones.

Obtuvo el mando supremo del ejército con posibilidad de intervenir las provincias (imperium proconsulare).

Sus poderes llegaron a su máxima expresión en el año 19 a. C., cuando adquirió el cargo de Cónsul vitalicio y el de Censor. Confeccionaba el censo y controlaba la moral pública.

Entre las funciones judiciales, intervenía en asuntos tanto civiles como penales. En las civiles, actuaba como apelació, y en las penales, tanto en primera como en segunda instancia.

Adquirió el poder militar en Roma en el año 13 a. C., y realizó una reestructuración de la Guardia Pretoriana. Un año más tarde, al morir Lépido quien había resguardado su cargo de Pontífice Máximo, lo adquierió para sí. Fue denominado Padre de la Patria en el año 10 a. C.

Si bien gobernó bajo una ficción republicana, con todos los poderes que fue alcanzando, puede ser considerado el primer emperador romano.

Durante su mandato conocido como el de la Pax Romana, Roma se embelleció, se protegió a los artistas (por ejemplo patrocinó a Virgilio en la publicación de su “Eneida”), se acrecentó el erario público, se rebajaron los impuestos, y mejoró la seguridad, al disponerse las legiones custodiando las fronteras, contando ahora con una Marina de Guerra y un ejército permanente, cuyo número redujo. La ley de los romanos, su idioma y sus costumbres se extendió a todo el imperio.

La relajación de las costumbres lo obligó a realizar una política de restablecimiento de los valores morales, lo que se concretó a través de diversas leyes (restricción de los divorcios, represión del adulterio y delitos sexuales). Reivindicó la religión estatal, y prácticas de culto que se hallaban obsoletas. Para contribuir al poblamiento de Roma, castigó a los solteros y recompensó a quienes tenían mayor número de hijos. Las mujeres ingenuas (que siempre habían sido libres) con tres hijos y las esclavas manumitidas con cuatro, lograron el ius liberorum (derecho de no estar sujetas a las decisiones de un tutor, cuando no tuvieran pater o marido). Restringió la manumisión de esclavos, para impedir que deambularan sin ocupación fija.

Redujo los miembros del Senado, que ahora serían 600, de los 1000 de la época de Marco Antonio, dejando a aquellos que no tuvieran ningún cuestionamiento moral. Augusto integraba ese cuerpo como Princeps Senatus, o sea como el miembro jerárquicamente superior. El Senado tenía facultad para emitir leyes, llamadas senadoconsultos, que en la práctica, respondían a instrucciones del emperador.

Augusto falleció en Nola, el 19 de agosto del año 14, habiendo dejado dos herederos, Agripa y tiberio. El primero falleció víctima de una conspiración y el imperio quedó en manos de Tiberio. A un mes de su deceso, el emperador Augusto, fue elevado al rango de Dios.