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Las reformas de Solón

Publicado por Hilda

La rica historia de la polis de Atenas, en sus comienzos fue gobernada por una monarquía, que vio pronto limitado su poder con la creación de otras instituciones, como los polemarcas, que dirigían las fuerzas militares, y el Arcontado, formado por magistrados, que se elegían entre los eupátridas, por parte del Areópago, que era otra institución, de 50 miembros, integrado por ex arcontes.

Los cargos, estaban todos en poder de los eupátridas, una aristocracia conformada por los descendientes de los reyes-sacerdotes y jefes de las antiguas tribus. En oposición a esta clase privilegiada, los siervos debían pagar por el uso de las tierras, con gran parte del producto de su trabajo (cinco sextos) lo que los sometía a los eupátridas, no solo económicamente, sino físicamente, pues en caso de no poder pagar, les debían prestaciones personales.

En el año 630 antes de Cristo, Cilón, intentó infructuosamente, imponer una tiranía, y Dracón puso empeño en realizar una reforma constitucional y legislativa, donde, además de la severidad de sus normas, les concedió la ciudadanía a los que tuvieran aptitud de portar armas.

Fue el eupátrida, legislador, estadista y poeta Solón (638 a. C- 558 a. C) quien trascendió por sus reformas.

Sus poemas se hicieron célebres, pues servían de prédica y arenga política, como el que recitó en el mercado. Fue una elegía de su autoría titulada “Salamina” donde propuso la conquista de la isla de ese nombre, disputada con Megara, ocupada por los dorios. La sola mención de la reconquista de Salamina, era, en ese entonces, condenada a muerte por las leyes de Atenas. Sin embargo, esta poesía exaltó los ánimos, y quinientos hombres se unieron para la empresa, logrando apoderarse de Salamina, llegando a un acuerdo con Megara, para obtener la propiedad de la isla por parte de Atenas, pues Solón los convenció de que esa tierra era jónica y no dórica.

Solón asumió como Arconte, y luego como Dictador y legislador en el año 594 a. C, siendo visto con mirada esperanzadora tanto por los eupátridas como el pueblo oprimido.

Indultó a atenienses eupátridas desterrados por motivos políticos y a aquellos proletarios que se habían escapado para no padecer la esclavitud a causa de sus deudas.

Derogó la legislación de Dracón y le dio a las nuevas normas, plasmadas en su Constitución del año 594 a. C, un tinte democrático, aboliendo el vínculo físico que se creaba entre el deudor que no podía hacer frente a sus compromisos, con el acreedor, que tenía derecho, en ese caso, a hacerlo su esclavo, y permitió que toda la ciudadanía con independencia de su nivel de riqueza, pudiera participar de la asamblea de ciudadanos, aunque los cargos públicos relevantes se reservaban para aquellos que poseyeran más poder contributivo.

Los cargos de mayor poder y prestigio, ya no eran para los que gozaban de privilegios por su nacimiento, sino para los que podían hacer un aporte de quinientos sacos de trigo o quinientas medidas de vino y aceite, categoría primera de ciudadanos que se denominó “pentacosiomedimnos”. La segunda clase la conformaban los caballeros eupátridas con trescientas medidas de los productos antes mencionados. La tercera la conformaban los zeugitas, que llegaban a doscientas medidas de esos productos. La segunda y tercera clase se quedaban con los cargos menores, debiendo los zeugitas costearse sus armaduras; mientras que los pobres (tetes) de la cuarta categoría, podían pertenecer a la Asamblea o “Ekklesía”, institución que tenía la facultad de pedirles a los funcionarios rendición de cuentas por sus actuaciones.

El Areópago pasó a tener limitadas sus funciones, quedando como guardián de las buenas costumbres y las leyes.

El número de arcontes se fijó en nueve siendo presidido por uno de ellos y no por el rey. Sus decisiones podían ser apeladas ante una asamblea llamada “Bulé” de 400 miembros de las tres primeras clases.

También estableció un tribunal popular denominado Heliaia” donde se admitían ciudadanos de todos los órdenes.

En el Derecho Privado, limitó la extensión de las tierras, derogó el derecho de herencia por primogenitura, repartiéndose los bienes ante la muerte del padre, entre todos sus hijos varones. Admitió, sin embargo, el parentesco por vía femenina, pero en una posición subsidiaria al masculino. Si el fallecido solo tiene una hija mujer, el heredero podía ser su marido o el que luego se case con ella. Si no posee hijos, puede disponerse de los bienes por vía de testamento. Restringió la autoridad del jefe de familia, permitiendo la venta de hijos solo en casos extremos. Si bien la mujer siguió impedida de testar, a la muerte de su marido podía recobrar su dote.

La obra de Solón, que fue junto a otros seis célebres personajes, considerado uno de los Siete Sabios de Grecia, fue resistida. Un pariente de Solón, Pisístrato, aristócrata y jefe militar, proclamó la tiranía al apoderarse de la Acrópolis, tras los desórdenes sociales y luchas políticas que se sucedieron entre el año 590 y 589 antes de Cristo.