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Jean d’Alembert

Publicado por Hilda

Jean d´AlembertNació en París, el 16 de novimbre de 1717, siendo su nombre completo Jean le Rond d’Alembert.

Fue abandonado en una iglesia por sus padres, al nacer (el general Destouches, que colaboró materialmente en su educación con una mensualidad de 1.200 francos, y Claudine Alexandrine de Guérin marquesa de Tencin, que había abandonado la vida monacal, huyendo de la misma hacia París, donde llevó una vida conocida por sus muchos amoríos) siendo adoptado por un matrimonio de vidrieros de apellido Alembert, que lo bautizaron con el nombre de la capilla en la que lo dejaron sus padres.

Estudió leyes y teología, pero sobre todo fue un destacado matemático, que ingresó a los 24 años en la Academia de Ciencias de París, por sus inéditos escritos sobre cálculo integral, siendo invitado por su gran capacidad científica por Federico II de Prusia y Catalina la Grande, aunque nunca asistió.

Sus conocimientos físicos aplicados al campo matemático, y el principio de d´Alembert, contenido en su “Tratado de dinámica” (1743) le dieron gran popularidad. Allí estudió los cuerpos rígidos, hallando un equilibrio en sus acciones y reacciones internas, considerando que la estática no era opuesta a la dinámica, sino un caso especial de ésta. El mismo principio luego lo aplicó a los líquidos, en 1744, en su “Tratado del equilibrio y movimiento de los fluidos”.

En 1746 fue premiado por la Academia de Berlín por su trabajo “La causa general de los vientos”.

Fue elegido junto a Diderot por el editor André Le Breton, para la redacción de La Enciclopedia, en 1747, colaborando en la redacción de artículos de contenido literario y matemático y en el “Discurso preliminar”, donde destacó el conocimiento del hombre en su desarrollo cultural, como fuente de progreso. Se enfrentó a Rousseau en algunos escritos filosóficos como Genève, con influencia de Voltaire.

En astronomía publicó en 1749 “Investigaciones sobre la precesión de los equinoccios” sobre el movimiento terrestre, y su relación con el Sol y la Luna.

En 1759, ante la gran oposición al contenido de La Enciclopedia, sobre todo por motivos religiosos, que motivó que el Parlamento de París la prohibiera, abandonó la dirección de ésta, que quedó al exclusivo cargo de Diderot.

Fue designado en 1772 en la Academia Francesa, como Secretario Perpetuo, homenajeando a los miembros fallecidos en el transcurso de ese siglo, con la obra “Elogios”.

De ideas iluministas, serio, modesto, estudioso, agradable, desconfiado de todos, pero particularmente de nadie, excesivamente independiente, tuvieron influencia en su pensamiento las ideas de Locke, Bacon, Descartes, Newton, y sobre todo de Voltaire, compartiendo con Diderot sus ideas sobre el escepticismo en materia de conocimiento, y combinando las ideas empiristas con las racionalistas, oponiéndose a las ideas innatas de Descartes. En materia religiosa propuso un catecismo laico, orientado hacia lo que reportara utilidad a la sociedad, erradicando ideas metafísicas y trascendentes.

Sus éxitos académicos no tuvieron correlato en su vida amorosa, donde se le conoció un único amor no correspondido por Mlle Lepinasse.

En octubre de 1783, falleció en París, siendo Condorcet, el encargado de realizar el discurso de despedida de sus restos.