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Isabel de Portugal

Publicado por Víctor

Isabel de PortugalIsabel de Avis y Trastámara, también conocida como Isabel de Portugal (1503-1539) fue reina consorte de España y también emperatriz consorte del Sacro Imperio Romano-Germánico, por razón de su matrimonio con Carlos I de Habsburgo (1500-1558). En un principio fue infanta del reino de Portugal como hija segunda de Manuel I de Aragón (1469-1521) y María de Aragón y Castilla (1482-1517), cuarta hija de los Reyes Católicos. Era pues, nieta de los Reyes Católicos, como también lo era Carlos.

La infancia de Isabel transcurrió junto a su amplia familia, hasta que a la muerte de María de Aragón en 1517 asumirá el papel de madre con los más pequeños de sus siete hermanos. La segunda esposa de Manuel I, doña Leonor, con la que contrajo nupcias en 1519, era hija de Juana la Loca y Felipe el Hermoso. Doña Leonor estaba especialmente interesada en fortalecer aún más los lazos que unían a las casas reinantes en Portugal y España, de tal modo que fue la principal valedora del matrimonio entre Carlos I e Isabel. Se mantenía así la línea amistosa entre España y Portugal inaugurada con el Tratado de Alcaçovas de 1479.

El matrimonio entre Carlos, de veintiséis años, e Isabel, de veintitrés, se celebró en Sevilla en marzo de 1526. Ella fue descrita como una muchacha esbelta y rubia, de la que Carlos quedó prendado inmediatamente al verla. La luna de miel tuvo lugar en Granada, en la que Isabel quedó encinta de su primer hijo, Felipe. La dote aportada por Isabel tuvo mucha importancia en la época, y supuso un respiro a las arcas españolas, que empezaban a resentirse de los numerosos conflictos que Carlos enfrentaba tanto en España como en Europa.

A lo largo de su breve vida, Isabel dio a luz a seis hijos, el último de los cuales se adelantó por motivos naturales, provocándole una fuerte hemorragia que acabó con su vida. También el niño murió. Los otros fueron Felipe (1527-1598), futuro Felipe II; María (1528-1603), futura esposa del Emperador Maximiliano II; Fernando (1529-1530); Juana (1535-1573), que casó con el heredero de Portugal y Juan (1537-1538), que murió en la infancia, así como el último hijo de la reina, el que le costaría la vida a ella.

La labor de Isabel de Portugal a lo largo de su vida fue más allá de la de dar a luz a los hijos del Emperador. Ejerció como regente en España en las diversas ocasiones en las que su esposo tuvo que abandonar el reino para visitar sus estados en Austria y en el Norte de Europa, así como para participar en las guerras de la agitada Alemania luterana. Durante sus regencias, en las que siempre mantuvo estrecho contacto con la voluntad de su marido, la reina se ganó el amor de sus súbditos por motivo de su acierto y dedicación. Establecida en Toledo con su Corte, mantuvo una intensa actividad artística y cultural, entre la que destacan personajes como Garcilaso de la Vega o Francisco de Borja, hijo del duque de Gandía, que sería canonizado en 1671.

Además de su papel como regente, Isabel de Portugal también jugó un papel importante en la diplomacia de la época. Su matrimonio con Carlos I no sólo fortaleció las relaciones entre España y Portugal, sino que también ayudó a establecer alianzas con otros reinos europeos. Isabel era conocida por su inteligencia y su habilidad para la diplomacia, y se dice que su influencia fue crucial en varias decisiones políticas importantes tomadas por su esposo.

Isabel también es recordada por su patrocinio de las artes y la cultura. Durante su tiempo como reina, promovió la creación de obras de arte y literatura, y su corte se convirtió en un centro de la cultura renacentista. Entre los artistas que patrocinó se encuentran algunos de los más grandes nombres del Renacimiento español, incluyendo a El Greco y a Cervantes.

En 1539 murió como consecuencia de su último embarazo. Fuertemente afectado por la noticia, Carlos I se retiró durante un corto período de tiempo al monasterio de Santa María de la Sisla. Su hijo Felipe y Francisco de Borja serán encargados por Carlos del traslado del cadáver de la reina hasta Granada, donde se encontraba la Capilla Real.

Cuando muera el rey Sebastián de Portugal (1578) sin descendencia como consecuencia de sus aventuras africanas, y del cardenal Enrique (1580), Felipe II reclamará el trono portugués aludiendo el derecho que ostentaba por la rama de su madre, lo que dará lugar a la completa unión de España y Portugal en un solo reino, entre los años 1580 y 1640. Esta unión, conocida como la Unión Ibérica, marcó un período importante en la historia de ambos países y tuvo un impacto significativo en la política y la cultura de la época.