Los juegos olímpicos
En el 776 A.C. tuvieron lugar los primeros juegos olímpicos, aunque las competencias deportivas en la antigua Grecia eran frecuentes antes de esta fecha. Recibieron ese nombre por celebrarse dentro del complejo religioso de Olimpia, en el Peleponeso. Los juegos estaban consagrados a Zeus Olímpico. Los juegos incluían sacrificios y ceremoniales religiosos, de los que las competencias deportivas formaban parte.
El lugar destinado a los certámenes deportivos era el estadio de la cercana ciudad de Élide. En los primeros juegos sólo hubo una competencia deportiva: una carrera atlética que cubrió menos de 200 metros, la ganó el corredor Coroebo, natural de Élide. Con el tiempo, las carrera fue haciéndose más extensa y se añadieron deportes nuevos como lanzamiento de jabalina y de disco, el popular pancracio (lucha cuerpo a cuerpo) se introdujo alrededor del 648 A.C. y un poco después se instituyó la competencia del pentatlón que, aunado a los anteriores deportes, exigía participar en una carrera a campo traviesa y salto de longitud.
Los juegos olímpicos tenían lugar en el verano, cada cuatro años –tiempo intermedio conocido como olimpiada– y convocaban a la mayor parte de los pueblos griegos. Las actividades comerciales se detenían, los conflictos de guerra entraban en un período de paz y todo confluía para hacer de ese tiempo de celebración, un tiempo de paz entre los antiguos griegos.
El arte también se vio influido por los juegos olímpicos: numerosas esculturas mostrando a deportistas en acción o a dioses compitiendo, así lo demuestran. Entre estas muestras escultóricas destacan “El discóbolo” de Mirón, posiblemente tallada en el siglo V A.C. y la serie de esculturas y pintura representando a luchadores de pancracio en plena acción o reposando. La lucha fue, después de la carrera, el deporte más popular de los juegos. Numerosas son las representaciones de Artemisa corriendo.
Además de los juegos olímpicos, los griegos tenían otras tres celebraciones panhelénicas (es decir, que involucraban a la mayor parte de los pueblos considerados griegos en la antigüedad): los juegos ístmicos, los nemeos y los píticos. Alrededor del 490 A.C. tras la histórica batalla de Maratón, el soldado Filípides recorrió los casi 40 kilómetros que separaban la ciudad de Maratón de Atenas para llevar la noticia de que habían vencido a los invasores persas de Darío I. No quiso aceptar ser relevado y tras dar la noticia, cayó fulminado por el esfuerzo. En su honor, en los siguientes juegos olímpicos, se instauró la carrera del maratón.
La primera crónica sobre los juegos olímpicos se debe a la pluma de Pausanias que en el 170 A.C. en ocasión de una visita a Olimpia, refirió el desarrollo de los juegos.
Con la conquista romana, en el siglo II A.C. los juegos olímpicos de la edad antigua fueron decreciendo. Los romanos también celebraron juegos (ludi) de carácter religioso que terminaron convertidos en decadentes y sangrientas luchas entre esclavos, prisioneros y animales que se daban muerte entre si o morían a manos de los gladiadores.
El fin de los juegos deportivos tuvo lugar en el 393 D.C. cuando Teodosio los prohibió por considerarlos contrarios a la moral cristiana de su imperio.
Los juegos olímpicos de la edad moderna se deben a la iniciativa del barón Pierre de Coubertin, ferviente defensor de la educación física en su natal Francia. Los primeros juegos modernos se celebraron en Atenas en 1896. Pierre de Coubertin acuñó también la frase se volvería emblemática de los juegos: “Lo importante no es ganar, sino competir”.
A lo largo del siglo XX, los Juegos Olímpicos modernos se expandieron significativamente, incorporando una variedad de deportes y disciplinas que reflejan la diversidad cultural y atlética del mundo contemporáneo. En 1924, se celebraron los primeros Juegos Olímpicos de Invierno en Chamonix, Francia, marcando el inicio de una nueva tradición olímpica que se alterna con los Juegos de Verano cada dos años.
Los Juegos Olímpicos también han sido escenario de importantes momentos históricos y políticos. Durante los Juegos de Berlín en 1936, en plena Alemania nazi, el atleta afroamericano Jesse Owens desafió las ideologías racistas al ganar cuatro medallas de oro. En 1968, en México, los atletas estadounidenses Tommie Smith y John Carlos realizaron un saludo del poder negro en el podio, un gesto que resonó en todo el mundo como símbolo de la lucha por los derechos civiles.
En la actualidad, los Juegos Olímpicos continúan evolucionando, incorporando nuevas disciplinas como el skateboarding, la escalada deportiva y el surf, que debutaron en los Juegos de Tokio 2020. Estos cambios reflejan el compromiso del Comité Olímpico Internacional de mantener los Juegos relevantes y atractivos para las nuevas generaciones.
La sostenibilidad y la inclusión también se han convertido en pilares fundamentales de los Juegos Olímpicos modernos. Los organizadores de los Juegos de París 2024 han prometido que serán los más sostenibles hasta la fecha, con un enfoque en la reducción de la huella de carbono y el uso de instalaciones existentes. Además, la igualdad de género ha sido una prioridad, con un número casi igual de eventos para hombres y mujeres.
Los Juegos Olímpicos, desde sus humildes comienzos en la antigua Grecia hasta su actual encarnación global, siguen siendo un símbolo de unidad, competencia y excelencia humana.